El "estafador de corazón" es el sobrenombre que los medios paraguayos han puesto a Jenaro Jiménez -conocido allí como Álvaro Domecq-, el empresario gaditano que simuló su desaparición en abril de 2008 mientras hacía submarinismo en Tarifa y llevó una doble vida en ese país hasta que fue detenido el mes pasado en el aeropuerto de Barajas.
Y es que Jenaro, que ayer compareció ante el juez acusado de estafa, falsedad documental y uso indebido de poder notarial, no sólo tiene causas pendientes con la justicia de ambos países y acreedores económicos, sino también dos mujeres engañadas, una a cada lado del charco.
La española, Antonia Isabel, ya ha pedido el divorcio y una orden de alejamiento, pues cuando Jenaro desapareció en aguas tarifeñas la dejó embarazada de ocho meses. En Paraguay, además de continuar con sus estafas bajo una nueva identidad, para la que usó el nombre de una conocida saga ganadera y bodeguera de Jerez, inició una relación sentimental con una miss, Rosanna Villalba, de 28 años, con la que tuvo una hija. La pequeña lleva el nombre de su mujer española y el falso apellido Domecq. Precisamente, uno de los negocios creados por Jenaro en Paraguay era una bodega.
Los medios paraguayos como el Canal 13 de televisión y el diario Crónica dedican especial atención a esta historia, jalonada con las declaraciones de la despechada ex reina de la belleza paraguaya, que supo de la falsa identidad de su pareja y de su simulada muerte y cuentas pendientes con la justicia a través de los medios. Rosanna afirma que se presentó ante ella como militar y abogado y que le ha dejado varias deudas.