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«El Estatuto andaluz es ambicioso porque se parece mucho al catalán»

El director del Instituto de Estudios Autonómicos de Cataluña es uno de los responsables del polémico Estatut. Opina que en el futuro todas las regiones tendrán una reforma parecida y que ninguna romperá España. (Foto: Javier Díaz)

el 14 sep 2009 / 21:18 h.

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-¿Cómo han afectado los Estatutos catalán y andaluz en las relaciones de las comunidades autónomas con el Estado?

-A corto plazo, quizás el Estatuto catalán, por ser el primero, sorprendió en algunos ámbitos, pero a medio y largo plazo las reformas serán positivas para estas relaciones. Veremos que el Estado no se rompe y que, además, se mejorará el nivel de autogobierno de las comunidades.

-Hay quien piensa que el texto catalán despertó a la bestia. ¿Es positivo para el país que el resto de regiones estén siguiendo sus pasos?

-El sentimiento nació en Cataluña porque se consideró que el Estado de las Autonomías, que había funcionado bien durante 25 años, planteaba ahora una serie de problemas. Teníamos experiencia suficiente para poder introducir modificaciones que solventaran estos obstáculos. Estoy convencido de que al final todas las comunidades reformarán sus Estatutos y todos se irán pareciendo. E insisto: veremos que España no se rompe.

-¿Se pueden aplicar los Estatutos sin que se produzcan desequilibrios territoriales?

-Sí, a diferencia de lo que ha ocurrido en Italia, el Estado de las Autonomías ha contribuido al desarrollo económico y social de España y lo ha hecho sin producir diferencias entre las regiones; al revés, ha equiparado su situación. Los nuevos Estatutos no tienen por qué provocar un efecto de discriminación.

-A raíz de la sentencia sobre la deuda histórica, el Constitucional concluyó que las comunidades no pueden condicionar al Estado en los presupuestos. En los últimos PGE se han vivido tensiones por la cláusula catalana sobre financiación. ¿Estas cláusulas se pueden aplicar después de la resolución del TC?

-Tenemos que esperar a que el TC se pronuncie directamente sobre el Estatuto catalán. La sentencia sobre deuda histórica puede sentar precedente en algunos aspectos, pero en otros no.

-Pero no negará que el último reparto presupuestario ha originado tiranteces entre Andalucía y Cataluña.

-La tensión se ha creado, pero sobre el reparto del dinero estatal la Constitución dice muy poco y deja un amplísimo campo de maniobra a los Estatutos. Es cierto que algunos de los criterios recogidos en las reformas se tendrán que armonizar, pero respetando al máximo los Estatutos.

-Algunos enfrentamientos se han llevado al TC -caso de Extremadura con el texto andaluz-. ¿Cree que habrá más recursos?

-No tendría por qué. El hecho de que se planteen recursos entra dentro de la normalidad. No se debe dramatizar, excepto en algunos casos, como cuando se recurren artículos de un Estatuto que son exactamente iguales a otro que se ha votado a favor.

-¿Las balanzas fiscales se deben tener en cuenta a la hora de negociar el nuevo sistema de financiación autonómica?

-Las balanzas fiscales lo que deben es conocerse. El pueblo español es suficientemente maduro para valorar y sacar sus conclusiones sobre este mecanismo de información. Es un elemento más a tener en cuenta, no el único.

-Usted sostiene que hay un problema de distribución de competencias. ¿Las reformas catalana y andaluza han abierto el camino para resolverlo?

-En estos dos Estatutos se ha hecho un esfuerzo claro por la delimitación más precisa de competencias. La experiencia ha demostrado que los criterios anteriores eran excesivamente genéricos. Espero que esto sirva para pacificar los conflictos porque cada poder tendrá más claro su ámbito de actuación.

-¿El Estatuto andaluz es lo suficientemente ambicioso?

-Yo creo que sí. Se parece mucho al catalán; son dos buenos Estatutos que servirán para mejorar el autogobierno, aunque su potencialidad dependerá de cómo se interprete.

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