El PP ha puesto en la calle 10.000 ejemplares de El Estatuto de todos los andaluces, un articulado en versión infantil . El libro, con textos de la periodista Inmaculada Navarrete y dibujos del ilustrador gallego Andrés Meixide, es un repaso ameno, divertido y bienintencionado sobre la historia de la comunidad y las normas que la rigen, pero también hay doctrina: aún a riesgo de que los pequeños no entiendan bien de qué se les habla, el PP introduce concepctos como la deuda histórica, "que todavía no nos la han dado como dice el Estatuto, o sea, en dinero", ese dinero que hace falta "porque tenemos mucho paro, no todos tienen casa y hacen falta más hospitales y colegios".
Un Hércules -el hilo conductor del relato- con los bolsillos vacíos ilustra la reivindicación de esa deuda, "que se llama histórica porque tiene muchos, muchos años". También hay píldoras ante la deuda de los ayuntamientos -porque un alcalde "no puede tratar bien a sus vecinos si el Estado y la Junta no le dan el dinero suficiente"- y se defiende la doctrina Arenas de que gobierne el partido más votado -"en las elecciones votamos al partido que queremos que nos gobierne, que será el que más votos consiga"-. La financiación autonómica ("uff, vaya nombrecito") se cita sin más y, aunque se defiende la creencia en Dios como signo de libertad de expresión y se ennoblece la propiedad privada, los populares conservan el tono didáctico y menos aleccionador durante el resto de la obra. Hasta lanzan un capote al andaluz que tan poco gustaba a su ex compañera catalana Monterrat Nebrera ("Tenemos derecho a hablar como hablamos, siempre y cuando se nos entienda (...). Eso es hablar en andaluz; nuestra lengua no es un español mal hablado".).
El libro pinta al Rey como el presidente de la liga de fútbol en la que juegan todas las autonomías, con la Constitución por árbitro y los estatutos como asistentes. El maltratro, el terrorismo y la inmigración tienen su recuerdo solidario y abierto.