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El euro por aparcar en Bami

Los aparcacoches siguen apareciendo, aunque los vecinos notan la presencia policial.

el 28 ago 2011 / 19:19 h.

La progresiva aparición de vovis ahuyenta a muchos gorrillas.

Hay menos, pero sigue habiendo. Es la sensación generalizada que se vive entre los vecinos y comerciantes del barrio de Bami ante la presencia de los gorrillas. Después de que el alcalde, Juan Ignacio Zoido (PP), anunciara el aumento de la presión policial contra los aparcacoches, los vecinos han notado el aumento de Policía Local en la zona, si bien aún están a la espera de ver si la medida realmente funciona y, sobre todo, si dura.

Nada más entrar por la calle Torcuato Luca de Tena, el trajín de personas y vehículos es continuo. A primera vista parece que la presión policial prometida está haciendo efecto, hasta que la cruda realidad aparece: un gorrilla persigue a un hombre que acaba de aparcar, tocándole la espalda para que le dé un euro. Tras una leve discusión, cada uno continúa por su camino. Un segundo aparece en la esquina de la calle Castillo de Alcalá de Guadaíra. Haberlos, los hay, pero algunos comerciantes, como Juan González, de 54 años, ha visto desde su floristería más presencia policial en las calles de Bami. Enseña desde su móvil la fotografía del coche pintado de Laura Baños, la presidente de la Asociación de Vecinos Bami Unido. “Hay más policía, pero en cuanto se van, vuelven los gorrillas”, explica. En su opinión, la solución pasa por “hacer que las multas se cumplan”, aludiendo al anuncio de Zoido de recuperar la ordenanza de 2008, que establece multas de 120 euros.

En la esquina de la calle Castillo de Utrera con Castillo de Constantina, aparecen hasta dos gorrillas. Uno de ellos se acerca con una botella de agua vacía y pide que se la llenen en un bar. “Aquí lo vemos igual, están los mismos”, cuenta Fernando Jorge, dueño del establecimiento. Reconoce que “algunos tienen guasa, amenazando e insultando si no les das dinero”.

La imagen que más predomina por las calles del barrio son los llamados vovis, la mayoría de ellos africanos. En la calle Bami se cuentan hasta tres en distintos puntos de la vía. Pocas quejas se escuchan entre los vecinos sobre ellos, incluso algunos les están agradecidos, ya que su presencia también hace que disminuya el número de gorrillas y, además, “no te dicen ni te hacen nada si no les das dinero”, cuenta otro vecino.

Otro vovi espera paciente en la calle Rafael Salgado, muy cerca del coche de Laura Baños, la presidente de Bami Unido. Las pintadas de grafiti han desaparecido pero aún tiene que reparar la rueda pinchada. “Se nota que hay más policías y menos gorrillas”, sentencia a pie de calle. Esta calle era una de las más conflictivas, ya que se llegaban a contar hasta cuatro y cinco gorrillas entre sus aceras y las de Castillo de Constantina, según explica Esperanza Alcaide, de la tienda El Baúl.

Baños quiso aclarar que “los vecinos no secundamos las patrullas vecinales”, contestó en relación a la propuesta de la Coordinadora de Asociaciones Independientes de Sevilla (CAIS) de crear patrullas ciudadanas en caso de una ausencia de actuación de la Policía y el Ayuntamiento. “Si los gorrillas escuchan patrullas, sólo piensan en palos”, cuenta Baños. La presidenta asegura que darán un “voto de confianza a la ley”. “No pretendemos cerrar Bami y que los gorrillas se vayan a otro lado, hay que quitarlos de todas las calles donde haya problemas”, añade.

La doble fila también se ha reducido, según cuenta Mónica Bravo, de 25 años, desde su tienda de ropa. Aunque para ella, lo peor de los gorrillas se forma por la noche. “Ahí es cuando tiene que venir la policía. A ver si se notan las multas”, apostilla.

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