Sevilla es la ciudad española con más historia flamenca y los sevillanos lo ignoran. Todos los grandes creadores de lo jondo vivieron y, en algunos casos, murieron en Sevilla. Genios como El Canario, Chacón o Manuel Torre.
En vez de ese ciclo llamado Las rutas del flamenco que no conduce a ninguna parte, aunque se le ocurriera a un señor tan inteligente como Manuel Macías, de Turismo Andaluz, proponemos desde esta tribuna flamenca otro ciclo parecido para que tanto los sevillanos como los que vienen de fuera sepan algo sobre la historia del flamenco en Sevilla. Es lamentable lo poco que saben los sevillanos sobre los creadores de este arte, de quienes vivieron aquí y aquí murieron, porque el que conoce Sevilla ya no se quiere ir nunca de de tan mágico lugar.
Hace unos días descubrimos dónde vivía Manuel Torre cuando sólo tenía 22 años. Por cierto, en la documentación aparecía como Manuel Soto Torre y no como Loreto, como segundo apellido. Es interesante el dato porque siempre se ha dicho que Torre era apodo y no apellido. Seguramente el genio de Jerez no sabía ni cómo se llamaba. Pero a esa edad ya vivía en Sevilla y, además, con AntoniaTorres La Gamba. Ambos vivían en la calle Torrejón y el artista constaba como cantaor.
Años antes, Chacón vivía con sus padres en la calle Correduría, y La Parrala en Amor de Dios, donde también vivió algún tiempo La Juanaca, cantaora malagueña que cantaba y bailaba en El Burrero vestida de torero. En esta misma calle vivía El Canario cuando lo asesinaron, y una casa más hacia la Alameda, el célebre Maestro Pérez con todos sus hijos artistas.
En la Alameda vivía ya en el año 1901 la famosa Magdalena Seda Loreto La Malena, con su madre ya viuda, Josefa Loreto, y su hermano Juan. Y las Coquineras, las magníficas bailaoras del Puerto de Santa María. Antonia y Milagros Gallardo, las Coquineras, eran grandes atracciones del Café Novedades, con Juana la Macarrona, que vivió siempre en la Alameda, donde murió.
Carito de Jerez también vivió en Amor de Dios, aunque murió en la calle Morgado, solo y pobre, a pesar de haber sido una gran figura del cante. Se fue en 1895, con el Salón Ojeda (Café del Burrero) ya en decadencia y el de Silverio Franconetti desaparecido desde 1889.
El mítico Paco la Luz, el gran seguiriyero jerezano, estuvo también en Sevilla y vivió en la Alameda con sus hijas, La Serrana y La Sorda. Tenía 40 años cuando residía en Amor de Dios, en la misma casa donde habitó el Canario de Álora.
No es que sea imprescindible saber todo esto para ser aficionado al flamenco, pero estamos obligados a conocer la historia, y en Sevilla debería de existir alguna institución que elaborase una guía para conocer dónde estuvieron los cafés cantantes, dónde vivieron los pioneros de lo jondo y, sobre todo, qué hicieron durante tantos años en nuestra ciudad.
