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El fiel escudero de Arenas

La carrera de Sanz va estrechamente ligada a la del expresidente del PP-A desde que se conocieron en 1990

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Si usted es radioaficionado y busca a alguien con quien hablar, quizás al otro lado del aparato se encuentre con Antonio Sanz. El hasta ahora secretario general del PP andaluz se conecta todas las noches desde que era adolescente para cambiar impresiones con gente de otros países. Ya se ha recorrido el mundo entero desde las ondas. La radio es una de sus pasiones, solo comparable a la política. A ambas le ha dedicado toda su vida. Con 15 años dirigía un programa local en su Jerez natal, donde lo mismo locutaba una noticia que retransmitía los partidos de fútbol. Un día fue a cubrir la visita de Julio Iglesias y esa foto, en la que curiosamente también sale el socialista Antonio Fernández, exvicepresidente de la Diputación de Cádiz, la guarda con cariño en su despacho de la sede del PP-A en la calle San Fernando, en Sevilla. Puede que también encuentre ahora un hueco en su nuevo destino: Génova.


Antonio Sanz (Jerez, 1968) dijo repentinamente adiós a la política andaluza el pasado lunes 11. Se marchó precipitadamente a Madrid, donde es ya portavoz adjunto en el Senado y colaborador de la Vicesecretaría de Política Local y Autonómica, que dirige Javier Arenas. Hizo las maletas con el hasta ahora presidente del PP-A porque su trayectoria no se entiende separada de éste. Se conocieron el 5 de mayo de 1990, en la clausura del congreso de Nuevas Generaciones de Cádiz. Sanz, recién elegido presidente con 22 años, hizo un discurso que llamó la atención de un también jovencísimo Arenas, que acudió a la cita porque el presidente del PP-A, Gabino Puche, se puso enfermo. Desde entonces Sanz y Arenas han hablado todos los días. A partir de ahí, el gaditano se convirtió en su mano derecha.


Pero la trayectoria política de Sanz empezó mucho antes. La política le atrajo desde muy pequeño, en parte porque su padre, un maestro recientemente fallecido, había sido concejal de Cultura y teniente de alcalde de Jerez en la Transición. A los 15 años, Sanz entra en los Clubes Juveniles de Alianza Popular con varios de sus amigos del colegio. Por aquel entonces jugaba al fútbol de portero y se ganó el mote de araña negra. Muy ligado a los movimientos estudiantiles, ingresa en Derecho, aunque pensó hacerlo en Medicina por una dolencia que le dejó secuelas en el pie. Novato en la carrera, ganó contra todo pronóstico a los 18 años el congreso de NNGG de Jerez. Después dio el salto a la dirección de la organización juvenil del PP en Cádiz. Para sus padres fue duro que se mudara de Jerez a la capital gaditana. Se marchó con su vespino y como no tenía ni una peseta -no cobraba por el cargo- sobrevivió a base de latas de conserva y de tupper de su madre.

Después de recorrerse Andalucía y España, Sanz ya goza de cierta fama política. En el 93, cuando Arenas toma las riendas del PP andaluz, ambos se citan en el Hotel Meliá de Sevilla y el líder regional le pregunta a Sanz si quiere seguir siendo un niño o si ya está preparado para ser un hombre. Le estaba dando a elegir entre la presidencia de NNGG a nivel nacional y un puesto en su equipo. Escogió esto último y se convirtió en secretario de Organización del PP-A. Un año más tarde, Arenas lo envía a Cádiz para sofocar los problemas internos de la provincia. Ese año se estrenó en las listas a las autonómicas y comenzó su etapa de diputado en el Parlamento andaluz. Es el más antiguo del PP. En el 96 se hace cargo del partido en Cádiz y, tras otras muchas responsabilidades, en 1999 asciende a secretario general del PP-A, con Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz, como presidenta del partido. Arenas fue nombrado número dos del PP y solo entonces dejó el puente de mando en Andalucía, aunque de facto seguía controlando la organización gracias a su más leal colaborador.

En 2004, Génova envía de nuevo a Arenas a Andalucía para arreglar un partido desbaratado. Sanz vuelve durante dos años a la presidencia del PP de Cádiz y en 2006 regresa a la secretaría general del PP-A. Hasta ahora. Arenas decidió huir hace dos semanas a Madrid después del enorme fiasco electoral del 25-M, y Sanz va a seguir sus pasos. Ambos se dejaron la piel para que el PP conquistara por fin San Telmo y el inesperado resultado los hundió moralmente. Sanz, que antes del 25 de marzo se perfilaba como futuro consejero de la Presidencia, no dudó ni un minuto en acompañar a su mentor a Madrid. "Mi futuro está vinculado al de Javier. Me lo ha dado todo sin yo pedirlo", asegura el gaditano. Algunos dirigentes populares ven con desconfianza la estrechísima relación entre Sanz y Arenas porque la consideran una especie de vasallaje. Fuentes del partido cuentan que la primera opción de Arenas al marcharse fue dejar a Sanz de sucesor en el PP-A, pero que la número dos de Génova, Dolores de Cospedal, frenó esta operación y propuso a Juan Ignacio Zoido. Los protagonistas de la historia niegan esta versión.

Sea como fuere, Antonio Sanz se ha ganado durante estos años leales colaboradores pero también algunos detractores. Los primeros destacan de él su capacidad de trabajo, su humildad y generosidad. "Reparte juego en sus equipos", dicen. Su entrega al partido es "absoluta", añaden. Solo hay algo que le importe más que el PP y eso es sin duda la familia que ha formado con Miriam, su mujer. Aunque ellos viven en Cádiz, Sanz ayuda por email a su hija mayor Marta (de 16 años) con los estudios. Tiene una fuerte vocación política, no en vano asiste a los mítines desde que era un bebé. Pablo, de 12 años, quiere ser futbolista y la tercera, Elena, es aún muy pequeña. Cuando no está en ruta, a Antonio Sanz le gusta pasear por la playa -veranea en El Puerto-, sobre todo en invierno.La política le ha dado muchas alegrías y también sinsabores. Recuerda con especial orgullo su intervención en el Congreso de los Diputados como ponente del Estatuto andaluz. Hasta Zapatero le felicitó.

El momento más difícil de su carrera fue la doble derrota del PP en las urnas en 2004, justo después del atentado terrorista del 11-M. Los populares no han vuelto al hotel de Sevilla donde esa noche siguieron los resultados electorales. Lo más doloroso para el dirigente gaditano fueron los asesinatos de Alberto Jiménez Becerril y de su mujer Ascen y el de José María Martín Carpena a manos de ETA. Desde que los terroristas mataron al concejal malagueño, en 2000, Antonio Sanz tiene que dormir con la luz encendida cuando está solo en los hoteles.A los 43 años, Sanz emprende ahora una nueva etapa y deja al PP andaluz en un periodo incierto. Muchos socialistas lo han llamado para desearle suerte. A Luis Pizarro es al que le tiene más estima. Su futuro está por escribir, pero nadie duda de que irá unido al de su jefe. Para eso es su escudero más fiel.

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