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El filial tiene el futuro escrito; el de Galeote está en el aire

El Sevilla Atlético firmó ayer una nueva derrota que no representa ninguna novedad en su devenir esta temporada en la Liga Adelante. Hizo lo que casi siempre, intentarlo, poner voluntad, estrellarse contra el rival, carecer de recursos y, finalmente, perder.

el 15 sep 2009 / 22:40 h.

El Sevilla Atlético firmó ayer una nueva derrota que no representa ninguna novedad en su devenir esta temporada en la Liga Adelante. Hizo lo que casi siempre, intentarlo, poner voluntad, estrellarse contra el rival, carecer de recursos y, finalmente, perder.

Casi ni un milagro salva ya al filial nervionense de su regreso a Segunda B. Pero menos dejado a la divinidad parece el futuro de su entrenador, Fermín Galeote. La sucesión de derrotas cuestionan su papel al frente del segundo equipo sevillista, ya sea a corto o a medio plazo. Aunque cabe preguntarse cuál es su cuota de culpa comandando una plantilla novata y sin experiencia en Segunda división.

Aunque ciertamente ayer los errores hundieron a los canteranos. Tras un inicio ordenado y voluntarioso, sin peligro alguno, eso sí, llegó el gol de Asen a los 20 minutos en una mezcla entre pasividad defensiva y mala suerte, porque el balón llegó al delantero blanquiverde tras un rechace. A partir del mazazo del 0-1 vinieron los peores momentos sevillistas, con una gestión del fuera de juego suicida, que se unió además a la lotería en la que se convirtió el brazo del asistente de Pino Zamorano. Perjudicó al equipo de Galeote en el gol de Yordi -ahora se autodenomina Jorge en su camiseta-, porque el jugador formado en la misma carretera de Utrera en la que jugó ayer marcó de cabeza el segundo en claro fuera de juego (32'). Pero benefició, aunque no de forma equiparable, claro está, en otro par de acciones en las que Natalio y Asen se plantaban solos ante Vargas y en las que el resorte del brazo del asistente saltó.

En cuanto a la supuesta reacción sevillista tras el gol, se limitó a alguna acción individual de Cordero, el único capaz de poner luz en un equipo apagado en ataque, y a balones largos a Fali, cuyos 195 centímetros no sirvieron para inquietar a la zaga cordobesa.

Tras el descanso Galeote comenzó a mover el banquillo, pero ni por esas. Voluntad sin capacidad. Resultado, ningún peligro para Raúl Navas, que se pasó el encuentro casi sin ver las caras de los delanteros sevillistas. Fue el fiel reflejo de un Córdoba que se limitó a aprovechar los errores del filial y dejar correr los minutos parapetándose en su segura defensa. Eso sí, en la segunda parte pudo aumentar su cuenta en varias claras contras motivadas por el ímpetu descabezado de los sevillistas, pero ni Natalio ni Yordi, o Jorge, supieron aprovecharlas. De ahí al final, una lamentable patada de Yordi a Cabral, que significó la roja, y los puntos para el Córdoba, que saca poco a poco la cabeza del pozo.

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