Tras siete años en Plaza Nueva, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis se había convertido en el principal referente no sólo del Ayuntamiento, sino de la mayoría de las agrupaciones socialistas de la capital. Su vertiginoso ascenso, siempre al lado del alcalde, le situó como su principal baza para una candidatura de continuidad en 2011 que tuviera como punto de partida un traspaso de poderes en el mandato. Pero su liderazgo le dejó en primera línea de una batalla orgánica en la que el sector crítico ha cosechado una derrota que le cerró las puertas del Consistorio y le situó como símbolo de una gestión de la que el PSOE quiere apartarse. El cargo de secretario general de Vivienda es una salida al complejo escenario que se ha producido en el Ayuntamiento, una “buena” salida como subrayaba ayer su entorno, que además supone otro paso más para conformar el cierre de una etapa.
Celis llegó al Ayuntamiento en 2003, tras cinco años como director del Instituto de la Juventud en Sevilla. Su ascenso no ha cesado desde entonces, tomando el puesto de hombre de máxima confianza del alcalde que fueron dejando dirigentes como Emilio Carrillo, uno de sus mentores. Ha pasado por Economía, Presidencia, Turismo, la portavocía, Hacienda y Urbanismo en una última etapa que se ha prolongado casi dos años. Ha dirigido proyectos como el Metrocentro, las peatonalizaciones o la Encarnación. Y ha impulsado medidas efectistas como gravar los pisos vacíos o aplazar las VPO para parados.
