Aunque la gran mayoría del centenar de casos de posibles bebés robados que han llegado hasta la Fiscalía sevillana han sido archivados, la esperanza de saber qué ocurrió con su hijo sigue viva para muchas familias. Una de ellas podrá abrir la tumba en la que su bebé fue enterrado después de que el fiscal así lo haya ordenado. La exhumación, la segunda que se lleva a cabo en la provincia, tendrá lugar el 10 de octubre.
Según confirmaron fuentes del Ministerio Público, el fiscal coordinador de la investigación, José Escudero, ha ordenado la apertura de la tumba en la que fue enterrado el recién nacido hace ya 38 años, es decir, en 1974. Lo que no ha trascendido para garantizar la intimidad de la familia es el cementerio en el que se llevara a cabo, sólo que no es el de San Fernando.
Los hechos ocurrieron en agosto de 1974 en el hospital Virgen del Rocío. Como en otros casos a esta madre le dijeron que su bebé había fallecido, aunque ella en su denuncia asegura que hubo "muchas contradicciones" que siempre le hicieron sospechar que su hijo podría estar vivo.
Su caso ha sido investigado por la Policía Nacional, que tiene destinada a una agente del Grupo de Homicidios a este cometido, que ha recopilado numerosos documentos. Las mismas fuentes señalaron que al estar localizada la tumba del bebé se ha procedido a acordar la exhumación para agotar todas las vías posibles de investigación e intentar recabar "cualquier indicio" que pudiera llevar a abrir una causa judicial contra algún responsable. La diferencia de este caso con los otros muchos que se han denunciado es que la gran mayoría de los enterramientos se hicieron en fosas comunes en las que se han mezclados restos de bebés durante años y años, lo que imposibilita la apertura de la misma. "Habría que analizar miles y miles de restos y extraer el ADN, si es que se puede, para saber si un determinado bebé está allí. Es imposible", explicaron fuentes de la investigación consultadas por este periódico.
El objetivo de esta exhumación es, por tanto, comprobar si realmente el bebé fue enterrado como consta en los documentos y, en caso de que haya restos, comprobar si se corresponden con las del hijo de la denunciante.
No obstante, las mismas fuentes apuntan a la dificultad de localizar restos analizables, pues al tratarse de un recién nacido "aún no tenía los huesos calcificados, sino que estos son prácticamente cartílagos". Por ello, es muy probable que estos restos se hayan hecho "polvo" debido a que han pasado 38 años.
Esto es lo que ocurrió en el otro caso en el que se acordó abrir una tumba. Fue en julio de 2011 y entonces no encontraron más que restos óseos convertidos en polvo, que no pudieron ser ni analizados. Por este motivo, la Fiscalía de Sevilla procedió un mes después a acordar el archivo de la causa por falta de pruebas.