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El fiscal pide 20 años por matar a su ex pareja en plena calle

La víctima fue apuñalada en la avenida de San Lázaro, donde murió desangrada

el 17 ene 2011 / 19:46 h.

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Imagen tomada por el fotógrafo malherido Lucas Dolega de la represión el 14 de enero.
Richard Genaro Quiñones asestó varias puñaladas a su ex pareja en plena calle el pasado mes de mayo porque ella no quería volver con él. Ana Jiménez cayó desplomada en la plaza de Ajolí, en la avenida de San Lázaro, donde murió desangrada. Ahora, la Fiscalía de Sevilla reclama 20 años y nueve meses de prisión para él por un delito de asesinato y otro de coacciones, además de una indemnización de más de 63.000 euros para la hija de la víctima.

El fiscal, según confirmaron fuentes del Ministerio Público, califica los hechos como un delito de asesinato, ya que considera que el acusado buscó a la víctima con la intención de acabar con su vida, asaltando a Ana por sorpresa, sin que ella tuviera posibilidad de defenderse.

Richard Genaro, de 38 años y de nacionalidad ecuatoriana, reconoció ante la Policía y ante la juez de guardia que había asestado varias puñaladas a la que fue su compañera sentimental y con la que había convivido durante dos años en la barriada de Pío XII. Ana tenía 50 años y era peluquera.

La tarde noche del 17 de mayo de 2010 se dirigía a un bar donde había quedado con una amiga cuando su ex pareja, con la que había discutido minutos antes, la asaltó asestándole varias puñaladas tanto en el pecho como en la espalda.
La víctima tenía entonces otra pareja y Richard había roto con su novia, por lo que decidió intentar volver con Ana.

Según relató entonces el acusado, había comprado el cuchillo en un comercio cercano después de haber intentado entrar en casa de Ana, que se negó, con la excusa de recoger un par de corbatas. Sin embargo, dijo que no lo adquirió con la intención de matarla, sino que lo compró porque no tenía en su casa un cuchillo adecuado para cortar la carne.

Él sabía que Ana había quedado, así que tras comprar el cuchillo la siguió durante varios metros hasta que la abordó por la espalda y la apuñaló. "Me ofusqué y, cuando me di cuenta, le había clavado el cuchillo varias veces", señaló en su declaración. Hasta ocho puñaladas recibió Ana, cuatro en la espalda y otras cuatro en el pecho, afectándole al cuello y al corazón, lo que hizo que se desangrara en diez minutos en plena calle.

Richard huyó del lugar tras ver lo que había hecho, pero se quedó a escasos metros de donde Ana cayó desplomada. En una fuente que encontró por la zona, se lavó las manos empapadas en sangre y se sentó en la puerta de un banco "a pensar".

"No sabía qué hacer, si irme o quedarme", afirmó, cuando en ese momento llegaron los agentes de la Policía Nacional y lo detuvieron. Según contó en su declaración judicial, no sabía si Ana estaba muerta o viva, ya que dijo que hasta entonces nadie se lo había dicho.

Por todos estos hechos, el procesado será juzgado ante un jurado popular como autor de un delito de asesinato, por el que se enfrentará a 20 años de prisión, y uno de coacciones, por el que la Fiscalía reclama nueve meses de cárcel. El fiscal también solicita que le sea prohibido el uso de armas durante dos años y una indemnización de 63.405,71 euros para la hija de Ana.

Según explicó el propio Richard, los problemas entre la pareja comenzaron cuando la hija de Ana se fue a vivir con ellos, ya que a la chica no le gustaba el novio porque económicamente dependía de ella. Además, la joven dijo a sus familiares que en alguna ocasión había intentado también agredirle a ella. Ana nunca había denunciado a Richard, pese a las frecuentes peleas entre ambos. Según los familiares y vecinos, él solía beber y se ponía violento. De hecho una semana antes de los hechos, había ido a buscar a Ana a su peluquería, donde ésta se tuvo que refugiar ante la actitud de él. Los investigadores creen que Richard quería volver con ella porque se le cumplía el permiso de residencia.

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