Los acusados de quemar fotos del Rey en un plaza de Girona fueron juzgados de nuevo ayer en la Audiencia Nacional por injurias graves contra la Corona. Se defendieron en catalán y asumieron los hechos justificándose con un: "La Monarquïa española oprime al pueblo catalán". El fiscal pidió una multa de 5.400 euros a cada uno de ellos.
El juzgado Central de lo Penal volvió a celebrar el juicio contra los independentista Jaume Roura y Enric Stern después de que el magistrado José María Vázquez Honrubia les impidiera hablar en catalán durante la primera vista, en noviembre de 2007. Entonces, el Pleno de la Sala de lo Penal ordenó repetir el proceso porque Honrubia "no respetó el derecho de los acusados a intervenir personalmente en el juicio" y "se vulneró su derecho a la última palabra".
Así, la Sala anuló ayer la sentencia que condenó a un año y medio de cárcel y al pago de 2.730 euros por un delito de injurias graves a la Corona. El juez central de Menores y Vigilancia Penitenciaria José Luis de Castro, esta vez sí recordó a los imputados su derecho a expresarse en "su lengua nativa". Contaron con un traductor catalán.
Jaume Roura, que portaba una camiseta reivindicativa en favor de la liberación de un independentista condenado por ultrajar la bandera española, afirmó que la quema de las fotos "fue una manera completamente legítima de mostrar el rechazo a la Corona". Aseguró que fue él quien se tapó la cara, portó la imagen y la gasolina.
Pese a ello, justificó su acción enmarcándola en "un acto político" en protesta por la visita a Gerona del Rey Juan Carlos al que definió como "el sucesor de Franco". "Protestábamos contra la presencia del Jefe del Estado que oprime a nuestro pueblo", sentenció.
El segundo acusado, Enric Stern, también asumió todos los hechos. Con una camiseta que rezaba Yo también quemo la Corona española, aseguró que la quema de las fotos formaba parte de una "campaña de acciones organizada por la izquierda independentista".
