El Cuco tendrá que ser puesto en libertad en poco menos de un mes a la espera de que se celebre el juicio por su implicación en el crimen de Marta del Castillo.
La vista se tendría que haber celebrado en los nueve meses de máximo que marca la Ley de Menores para los casos de privación de libertad preventiva, que se cumplen el próximo 16 de noviembre.
La intención de la Fiscalía es que el juicio al menor y el de los cuatro adultos implicados coincidan para evitar interferencias entre un proceso y otro.
El problema es que el juicio con jurado no se celebrará hasta bien entrado el año que viene, con lo que El Cuco tendrá que abandonar el centro de menores en el que se encuentra recluido desde el pasado 16 de febrero.
Por ello, la Fiscalía ha reclamado al Juzgado de Menores número 3 que, tras su salida, vaya a un piso tutelado de la Junta de Andalucía, pero no sólo eso, sino que esta vivienda se tendrá que encontrar a más de 300 kilómetros de Sevilla, ya que ha solicitado también una orden de alejamiento a esta distancia.
Fuentes del Ministerio Público explicaron ayer que la medida de alejamiento es por respeto a la familia de Marta y también por la propia seguridad del menor, ya que dada la repercusión del caso su integridad física puede peligrar si vuelve a la capital hispalense.
Las mismas fuentes señalaron que la ubicación del piso no tiene por qué estar necesariamente dentro de Andalucía, sino que incluso podría ubicarse en otra comunidad.
Sin embargo, la decisión de dejar a El Cuco en la calle o de ponerlo en libertad provisional a la espera del juicio dependerá en última instancia del juez, quien debe recibir ahora los escritos al respecto de la acusación particular y la defensa del menor, quien va a reclamar la libertad del mismo, como ya hizo en julio cuando se celebró una vista en la que se decidió prorrogar tres meses más el internamiento preventivo del menor.
Si el juez decide aceptar la petición de la Fiscalía de Menores será la Junta de Andalucía la que tenga que decidir a qué provincia lo envía o a qué comunidad teniendo en cuenta las características de la orden de alejamiento que le imponga el juez.
La Fiscalía ha decidió solicitar ya, cuando aún queda algo menos de un mes para que se cumpla el plazo, la orden y la entrada a un piso tutelado para evitar que el menor salga a la calle cuando llegue el 16 de noviembre.
En esta vivienda, El Cuco conviviría con otros menores y estaría "permanentemente bajo vigilancia policial", además de controlado por diversos monitores. La estancia en este tipo de pisos no está sujeta a plazo alguno, de ahí que para el Ministerio Público sea la opción idónea a la espera de la celebración del juicio.
El Cuco está imputado por la violación y asesinato de Marta del Castillo, por lo que se puede enfrentar a más de cinco años de internamiento (si fuera mayor de 15 años, la pena podría ser de más de ocho años). La Ley del Menor establece para los casos graves como éste un internamiento preventivo de un máximo de seis meses, prorrogable a otros tres, que en el caso de El Cuco ya están a punto de cumplirse.
Cuando fue detenido por la Policía, el menor confesó que había ayudado a Miguel Carcaño, el asesino confeso, a deshacerse del cuerpo de Marta. En ese momento, relató que llegó al piso de León XIII con Samuel Benítez, también amigo de Miguel, y que Carcaño estaba envolviendo el cadáver con la ayuda de su hermano, Javier Delgado, quien dijo que le amenazó.
Luego él y Samuel llevaron el cuerpo hasta el puente de Camas en el coche de la madre del menor, mientras Miguel les seguía en su moto y Javier se quedaba limpiando los restos.
Sin embargo, cuando declaró ante el juez, el menor negó su participación, una postura que sigue manteniendo. Fue Miguel quien le involucró en la supuesta violación a la joven, tras cambiar de declaración un mes después de su detención.
En este segundo relato, Carcaño aseguró que él y el menor violaron a la joven y que fue El Cuco quien la estranguló con una alargadera, mientras él la sujetaba. Luego la envolvieron en bolsas de basura y la trasladaron en una silla de ruedas hasta un contenedor. En su último relato, Miguel niega que hubiera violación.