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«El flamenco debe ser para Sevilla lo que el jazz para Nueva Orleans»

En un mes, la ciudad será fagocitada por el flamenco. Arrancará la XVI edición de la Bienal y se hablará de lo jondo por doquier. «Ya está todo casi listo», apunta su director, ocupado estos días en traducir el aforo irregular de la Maestranza a planimetría vendible vía internet. Poveda espera en la inauguración.

el 14 ago 2010 / 20:48 h.

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Domingo González, director de la Bienal de Flamenco, que arranca en Sevilla el próximo mes de septiembre.

-Hoy, 15 de agosto, queda exactamente un mes para el arranque de la XVI Bienal. La pregunta es obligada: ¿cómo están las cosas?
-Todo marcha con normalidad. Algunas cosas nos ocupan y preocupan, como es lógico, más que otras, pero los teatros están preparados, la mayoría de las producciones e incluso de los estrenos están bastante ultimados, y a escala de presencia mediática estamos incluso mejorando los datos de la Bienal de 2008. Además, el nivel de venta de entradas va razonablemente bien teniendo en cuenta que estamos en un año muy delicado...


-¿Hay cifras?
-Estamos por encima del 35% de localidades vendidas. Y se ofertan unas 58.000 entradas, aparte de las del espectáculo inaugural, el de Miguel Poveda en la Maestranza, que saldrán a la venta a principios de septiembre. No está mal el porcentaje. Creo que si llegamos a los niveles de venta de 2008, que fueron muy buenos, sería un éxito brutal, y estamos cerca de lograrlo. Teniendo en cuenta que en el sector español de las artes escénicas la media de venta de entradas este año ha decrecido en torno al 10%, el que llevemos lo que llevamos vendido nos tiene muy satisfechos. Y a esas buenas ventas ha ayudado el tirón de Paco de Lucía, que vendió mil y pico de entradas en poco más de 24 horas...


-Y con Poveda pasará lo mismo...
-Con Poveda las expectativas son las mismas, además porque ofrecerá un espectáculo muy especial en cuanto a la puesta en escena y al contenido. Será una cosa bárbara... Hace una revisión por casi cien años de estilos de cante y de voces... Un trabajo de mucho peso, antológico, que se le podría haber encargado en su día al propio Antonio Mairena.


-En esto de las Bienales siempre pasa lo mismo. No están, obviamente, todos los que son, pero ¿están todos los que tienen que estar?
-Sí, claro. Todos los que están debían estar. Que podría haber más, seguro. Ojalá pudiéramos tener una Bienal de 70 días para dar cabida a todos, pero eso no es posible ni por espacio ni tiempo ni economía, y hay que seleccionar. Yo tengo esa responsabilidad y asumo el riesgo, pero estoy convencido de que todos los que estarán en la próxima Bienal son los que deben estar. Ahora, que no estar para un artista es una pena, pues sí, y por eso siempre pido disculpas por si a alguien, involuntariamente, se le han podido fastidiar sus planes, porque es cierto que para casi todos los artistas es muy, muy importante estar en la Bienal.


-¿Ha sido dura la criba?
-Este año la oferta de espectáculos ha sido tremenda, lo que ha dificultado sobremanera la elaboración de la programación. Esto ha sido así porque va habiendo menos trabajo por la crisis y porque el volumen de las producciones ha bajado en la mayoría de los circuitos, lo que conlleva que muchos prácticamente sólo puedan presentar espectáculos de gran formato y con proyección en un evento como la Bienal. Entre noviembre y febrero, meses en los que cerramos la programación, he sufrido. Lo digo así porque estaba viendo espectáculos magníficos, que tenían gran valor, y que debía discriminar... No se olvide, además, que al final hay que vender entradas y que uno debe intentar satisfacer las demandas de toda clase de públicos, y eso no es fácil. Si a eso lo unimos que la Bienal tiene un compromiso, como gran escaparate que es, de ser representativa y visionaria sobre lo que está pasando y va a pasar en el futuro del flamenco, entonces ya es que la cuadratura del círculo es...


-¿Se ha sentido presionado para que tal o cual estén sí o sí?
-No, pero es cierto que cuando se diseña la programación uno cuenta con unos temas que sabes que te interesa tener, y otros que igual son más prescindibles. Pero la mayoría de la gente que está programada en esta Bienal tiene un nivel bastante alto, es gente muy importante. Dicho esto, afortunadamente cada vez tenemos más capacidad para programar a artistas no importantes o que no están en los circuitos comerciales o que están arrancando su carrera en solitario o que nunca han estrenado un espectáculo propio... Y todos éstos tendrán una presencia altísima en la programación oficial de la Bienal. Y digo más: habrá primeros trabajos de artistas magníficos.


-De usted se ha dicho que programa desde el despacho...
-Quien dice eso realmente no tiene un criterio objetivo o exhaustivo. No daré cifras de lo que he visto porque me parece feo. Me parece esta crítica un lugar común que alguien usó en un momento y que se ha quedado como coletilla. Pero mire, después de más de 20 años programando artes escénicas, no sólo flamenco, como llevo, uno sabe perfectamente qué criterios técnicos debe utilizar para programar.


-¿Será recordada esta edición como la Bienal de la crisis?
-Todo lo contrario. Va a ser recordada por su volumen de la programación oficial y porque por fin habrá una programación paralela de iniciativa privada del sector con un volumen como el que se da en los mayores festivales de cualquier disciplina de las artes escénicas que exista en el mundo. La Bienal, en esta edición, sube un escalón realmente importante, y por eso está condenada a crecer, porque una vez subido ese escalón es muy difícil volverse atrás. La programación del Teatro Quintero, de la Sala Endanza, de buen número de las academias de la ciudad, del Museo del Baile Flamenco... Todas las instituciones que viven o trabajan por el flamenco tendrán algo que decir en la Bienal. Y lo que se ha de visualizar con todo este empuje es que, en Sevilla, el sector del flamenco tiene vida en, antes y después de la Bienal, y que tiene tanta capacidad de generar recursos como el Festival de Edimburgo o el de jazz en Nueva Orleans... Y esto se va a ver. La gente se dará cuenta de lo que mueve el flamenco, sobre todo en esta Bienal.


-¿Y tendremos que lamentar al final algún déficit?
-Nuestras cuentas están sobre los 2,3 millones aproximadamente, con todas las aportaciones englobadas. Y en las dos ediciones que he dirigido hemos quedado a cero al final. Trabajamos para que en ésta ocurra lo mismo porque tenemos muy claro que la Bienal es un proyecto público. Dicho esto, he de subrayar que es el festival que más recursos propios genera, incluso más que muchos festivales privados. Estamos cubriendo con ingresos propios en torno al 32% de los gastos.
Y la Bienal debe crecer en este porcentaje porque en 2010 va a haber mucho más aforo y por tanto más capacidad de público que ahora con la incorporación de espacios como el teatro de la SGAE, que sumará más de 2.000 butacas, y cuando concluya la ampliación de Fibes habrá un auditorio magnífico para ver espectáculos de gran formato y concurrencia de público. Por eso digo que la Bienal no tiene más remedio que crecer, porque ha entrado en una proyección y una capacidad de generar demanda que, si no crece, muere.

Puede leer la entrevista completa en la edición papel de El Correo de Andalucía...

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