De nuevo Grecia en la picota y, con ella, el conjunto de la Eurozona y especialmente España. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido a la Unión Europea (UE) de que su paciencia con Atenas llega a su fin y de que no está dispuesto a aportar recursos adicionales para ayudar al país heleno, lo que podría suponer su quiebra en el mes de septiembre, según informa la revista alemana Der Spiegel.
En concreto, este organismo multilateral dirigido por Christine Lagarde se podría ya estar planteando detener su participación en un mayor apoyo financiero a Grecia, al considerar que Atenas no estará en disposición de cumplir los compromisos adquiridos, entre ellos rebajar al 12% del Producto Interior Bruto (PIB o actividad económica nacional) su actual nivel de endeudamiento público hasta 2020.
Así se desprende de las diversas evaluaciones que en la actualidad lleva a cabo la troika, integrada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI, sobre la difícil situación de Grecia.
“La paciencia del FMI con Grecia llega a su fin”, asegura la publicación germana. Asimismo, indica que otorgar al Estado Heleno un mayor plazo para responder a sus objetivos implicaría, en opinión de la troika, un apoyo adicional de hasta unos 50.000 millones de euros. “Y muchos Gobiernos de la Zona Euro no están dispuestos a asumir nuevas cargas”.
El semanario alemán señala que el riesgo de retirada de Grecia está ahora sólo en manos de los países de control de la Eurozona –en referencia a Alemania y Francia–, al tiempo que añade que los gobiernos quieren esperar al inicio del nuevo fondo permanente de rescate para limitar el riesgo de contagio a otros países.
Un bloqueo de las ayudas por parte del FMI implicaría la bancarrota griega, así como una salida del país del euro y la vuelta progresiva a su antigua moneda, el dracma.
De hecho, la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), socios del Gobierno de Angela Merkel, ha sugerido a Grecia que comience a utilizar el dracma para pagar los sueldos de los funcionarios y las pensiones de los jubilados para encaminar así un “retorno suave” a la antigua moneda, en vistas a su posible salida del euro.
Así lo propone, y con carácter de urgencia, el secretario general de la CSU, Alexander Dobrindt, en una entrevista en el diario germano Welt am Sonntag publicada ayer. “El Gobierno griego ya debe empezar a pagar en dracmas la mitad de los sueldos de sus funcionarios públicos y de sus pensionistas, entre otros gastos”, remarca Dobrindt.
“El camino del retorno suave a la antigua moneda en Grecia es mejor que un cambio brusco”, incidió. “Como una divisa paralela, el dracma ofrece la oportunidad de revertir en mayor crecimiento económico”.
La amenaza del FMI y esas sugerencias de los socios de la canciller alemana añadirán aún más tensión a los mercados. Los ataques a la deuda española podrían recrudecerse. Hoy se verá.
