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El forense asocia las lesiones de las víctimas a un "fuerte" golpe

El autor del doble atropello iba «claramente» borracho, según la Policía

el 24 feb 2011 / 14:56 h.

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El lugar del atropello, con una marca de tiza quqe indica la distancia a la que fueron arrojadas las víctimas.
El forense que realizó la autopsia a los cuerpos de las dos jóvenes atropelladas en el Paseo de Colón, Patricia Alfaro y Almudena González, dejó ayer muy claro en el juicio que las lesiones que presentaban eran compatibles con un "fuerte" impacto que las lanzó por los aires. Las dos chicas tenían las caderas y las rodillas fracturadas, y murieron como consecuencia del golpe que recibieron en la cabeza al caer.

En la segunda jornada de juicio contra Fernando Vargas, el joven acusado por atropellar a las dos chicas la madrugada del 4 de abril de 2010, el forense detalló el resultado de las autopsias, por lo que hasta la juez instó a los familiares a que abandonasen la sala, dado lo escabroso de los detalles. Según su explicación y la de un perito que estuvo en el levantamiento de los cadáveres, el vehículo tenía que ir "a más velocidad de la permitida" porque de lo contrario los cuerpos no hubieran sido lanzados, sino arrastrados. Sin embargo, los cadáveres no tenían signos de erosión, propios de un arrastre, salvo en las manos que "serían producidas al caer".

De hecho, la causa de la muerte de ambas es un traumatismo craneoencefálico producido por el impacto con el asfalto. "Fueron lanzadas indudablemente", dijo el forense, quien aseguró que ambas impactaron con el cristal y sobrevolaron el vehículo hasta caer, con una diferencia de unos 30 metros entre una y otra.

El forense insistió en la idea del fuerte impacto porque ambas chicas tenían rotas caderas y rodillas, cuando es la "estructura ósea más fuerte del cuerpo, que incluso es capaz de soportar la obesidad mórbida". Así, el médico sostuvo que el impacto debió ser a una fuerte velocidad.

De hecho, las chicas se quedaron descalzas y, además de las numerosas fracturas y lesiones externas, también las presentaban internas.

Asimismo, en el juicio declararon hasta ocho policías que intervinieron tras el atropello. Todos los agentes que se ocuparon de la inspección ocular del lugar coincidieron en que "no había huellas de frenada" y en que todas las personas que estaban asistiendo a las víctimas les señalaron que "el vehículo había proseguido la marcha tras el atropello".

De hecho, varios policías relataron que a su llegada un taxista les avisó de que él había perseguido el coche y le había recriminado su actitud al conductor, parando éste en el Teatro de la Maestranza, a unos 200 metros del lugar del atropello.

En cuanto al estado del acusado, los agentes que le detuvieron coincidieron en que iba "claramente borracho" porque presentaba signos evidentes como "halitosis, habla pastosa, ojos vidriosos y la boca muy seca". El mismo estado presentaba el copiloto "que tenía una actitud chulesca negándose a ir a la Jefatura a declarar", explicó uno de los policías locales. Según dijo Fernando en su declaración había bebido dos cubatas unas cuatro horas antes del atropello, lo que no cuadra con la versión de los agentes y que a esa hora aún daba más del doble de lo permitido.

Las familias de ambas chicas se mostraron ayer muy satisfecha con la sesión "porque todos los agentes han sido muy contundentes", señaló el padre de Patricia, José Alfaro. El juicio, en el que el acusado se enfrenta a penas de entre nueve y 36 años de cárcel, continúa hoy con la proyección de un vídeo con la reconstrucción del doble atropello, entre otras pruebas.

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