Un día después de que el presidente del Gobierno hiciera su análisis sobre la economía y anunciara medidas de contención, nuevos datos evidenciaron la realidad. Las cuentas públicas sufrieron un varapalo en los primeros cinco meses del año, en los que el superávit se redujo un 80%. El ladrillo y el crudo reinciden como responsables.
El superávit del Estado, es decir, la diferencia entre los ingresos y los pagos, mantuvo en los primeros cinco meses del año la tónica con la que comenzó el ejercicio. El colchón de las cuentas públicas sufrió un revés entre enero y mayo, periodo en el que se vio recortado en un 80%, situándose sólo en 2.722 millones.
Los datos los aportó ayer el secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos, Carlos Ocaña, durante su comparecencia en el Congreso, en la que precisó que el superávit, que equivale al 0,24% del PIB, es resultado de unos ingresos de 60.351 millones, el 8,9% menos, y de unos pagos de 57.629 millones, el 9,5% más.
Especial hincapié hizo Ocaña en dos aspectos que justifican este brusco retroceso. Por un lado, la caída del 19,7% en la recaudación del Impuesto sobre Sociedades, que se justifica porque los beneficios de las empresas son ahora menores que hace un año, por los efectos de la flexibilización en el sistema de pago fraccionado y por que el gravamen es más bajo para las grandes empresas.
En la reducción de las ganancias empresariales jugó un papel destacado el precio del petróleo, que se dejó sentir provocando un aumento de los costes, y por lo tanto, una merma en las cuentas de resultados.
Los ingresos al Estado ascendieron a 82.445 millones, un 4% menos, de los que 40.489 (el 3,3% más) procedieron de los impuestos directos, entre los que destacó la fortaleza del IRPF, que aumentaron el 9,8%.
Por su parte, los impuestos indirectos se redujeron un 13,4%, hasta los 35.585 millones, entre los que destacó el comportamiento de la recaudación por IVA -que se elevó a 26.299 millones-, con una fuerte caída del 17,8%. Una evolución que se explica, un mes más, por la disminución de los ingresos brutos ligados al sector de la construcción.
Para Ocaña, el superávit de los últimos años no era un fin en sí mismo, sino que se estaba ahorrando para poder gastar "en otros momentos", como el actual de desaceleración. En este sentido, añadió que "ese margen esta ahí" y señaló que, a medio plazo, el objetivo sigue siendo mantener la estabilidad.
Por su parte, el Pleno del Senado rechazó el límite de gasto del presupuesto del Estado para 2009 por 125 votos en contra, 118 a favor y 14 abstenciones. Este rechazo implica que el techo de gasto de 160.158 millones previsto para el año que viene, aprobado el pasado día 12 en el Congreso, debe ser ratificado de nuevo mañana en la Cámara Baja.
Durante su defensa del texto en el Senado, el vicepresidente económico Pedro Solbes destacó la "notable" desaceleración por la que atraviesa la economía española que producirá un ajuste "intenso" en los próximos meses. Incidió en que el Gobierno continuará con su política de austeridad en el gasto público, con la excepción del gasto social y el productivo y recordó el compromiso del sector público de mantener la estabilidad presupuestaria los próximos tres años -superávit del 0,8% del PIB en 2009, del 0,7% en 2010 y del 0,8% en 2011-.
También se decidió que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, comparezca en un pleno extraordinario del Congreso que se celebrará el próximo miércoles, 2 de julio, con el fin de explicar las medidas adoptadas por el Ejecutivo para afrontar los problemas de la economía, aunque los socialistas trataron de que lo hiciera Solbes. Sin embargo, todos los grupos de la oposición apoyaron en la Junta de Portavoces la presencia del jefe del Gobierno.
