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El frío y la lluvia restan afluencia de visitantes al 'Aquí hay miga' de Lora del Río

Se han repartido 1.600 kilos de este plato, una cantidad de migas que supone la mayor que se cocina en España.

el 23 ene 2011 / 16:10 h.

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Reparto de los platos de migas entre los asistentes a Lora del Río.

 

Frío, muchísimo frío en la jornada del penúltimo domingo del mes de enero del recién estrenado 2011. La cita como siempre fue en las instalaciones de la caseta municipal. Las previsiones meteorológicas no lo pronosticaban pero el día amaneció con cielos cubiertos, una temperatura cercana al bajo cero y la temida lluvia. A pesar de todo, los integrantes de la hermandad del Santo Entierro, acompañados de cientos de voluntarios de otras hermandades loreñas, luchaban contra la adversidad meteorológica para que todo estuviese a punto.


Todo estaba listo para que a las 12.30 del mediodía se pusiera en marcha la maquinaria humana de servir el máximo de platos por minuto. De esta manera, los miles de asistentes, unos 5.000 según Protección Civil, fueron conformando las filas que en esta ocasión y debido al frío no eran tan extensas como las de años anteriores, que llegaban a alcanzar los 200 metros, fundamentalmente porque esta vez la temperatura exigía que las colas aguardaran en el interior de la Caseta.

Y de esta manera la XIII edición de Aquí hay Miga ya era de nuevo toda una realidad, porque está demostrado que ni el agua, y mucho menos el frío, puede con este patrimonio de Lora. Porque preparar 1.600 kilos de migas (con montañas de pan, aceite, panceta de cerdo, agua caliente, sal y ajos) no es nada fácil, y ya son 13 los años en los se celebra esta fiesta con éxito de público. Y los organizadores lo hacen no sólo para que en esta fecha el nombre de Lora del Río llegue hasta los lugares más insospechados, sino para que cada Sábado Santo los loreños puedan disfrutar de una procesión que ya cuenta con más de 50 años de historia, el Santo Entierro.

Las migas se dispusieron en sartenes de tremendas dimensiones, una incluso bautizada como Titanic por su envergadura, grandes peroles que sirven para freír los ajos y numerosos fogones, además de paletas especiales. La afluencia ha sido menor que otros años, y eso qué duda cabe se notaba en el semblante de los organizadores. Pero algo deben tener claro los que han hecho posible una nueva edición de Aquí hay Miga: de no haber sido por el frío seguro que de nuevo más de 10.000 personas los hubieran vuelto a acompañar.

 

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