Seis miembros de una familia: el matrimonio, tres de sus hijos y el novio de una de las hijas murieron ayer en el incendio de su vivienda en Écija provocado, según las primeras investigaciones, por un brasero encendido. El Ayuntamiento decretó tres días de luto.
El trágico suceso tuvo lugar en el número 24 de la calle Haya, en la barriada de Las Moreras, un barrio de viviendas sociales y población humilde. Los fallecidos son Antonio Romero, de 58 años; su esposa Dolores Priego, de 55; sus hijos Jesús, de 25 años; José María, de 16; y María del Carmen, de 18; que estaba embarazada de pocos meses. La sexta víctima es el novio de María del Carmen, Ángel Arbola, natural de Lora del Río y cuya edad no fue facilitada. El joven había decidido quedarse a pasar el fin de semana en Écija y dormir en casa de sus futuros suegros.
Según todos los indicios, el incendio fue causado por un brasero que uno de los fallecidos se dejó encendido en la planta baja de la vivienda. Fue a las 7.35 horas cuando se produjo el aviso a los bomberos, que llegaron a la casa de Las Moreras cinco minutos después, según el Ayuntamiento.
Las Moreras es uno de los primeros barrios de viviendas sociales que se construyeron en Écija. Casas de dos plantas y gente trabajadora. De hecho, Antonio Romero, conocido en su barrio como El Yuiyo, trabajaba en el campo, al igual que su mujer. En la calle Haya casi todos los que viven tienen algún tipo de parentesco, y los que no, se conocen desde hace mucho.
Conmoción. Como Dolores, una mujer mayor que vive casi enfrente de la casa siniestrada, y que ayer por la mañana recordaba que Dolores Priego y su hija María del Carmen "estuvieron anoche aquí, en mi casa, a eso de las nueve y media, la madre y la hija, ¿qué más le puedo decir?". "Llevamos más de 22 años que nos conocemos, y su hijo se ha criado con el mío, así que imagínese usted cómo está mi niño", agregó la mujer, que se confesó afectada, como prácticamente todos los vecinos de la calle Haya.
Dolores narró así el suceso: "Salía humo, no había llamas. Ha sido a las siete y algo y empezaron los vecinos a llamar a los bomberos. Todo el mundo con gomas [mangueras]. Pero han tardado demasiado y esas vidas se podían haber salvado", lamentó la vecina.
El humo fue lo que alertó a los vecinos de la calle Haya. Después llegaron los gritos pidiendo auxilio. "Empezamos a escuchar golpes y a alguien dando voces pidiendo socorro y diciendo que se quemaba", dicen otros vecinos de la barriada, que empezaron a apartar los vehículos de la calle y a tratar de socorrer a la familia intentando sofocar el fuego por sus propios medios y con sus mangueras particulares. Otros vecinos sólo acertaban ayer a lamentarse y subían el número de víctimas a siete, confirmando el embarazo de la hija. "Una muerte es un accidente, pero una familia entera?", opinaba una mujer. Dos jóvenes vecinas, apenas mayores de edad, recordaban que la noche del sábado estuvieron con María del Carmen y señalaban dos motocicletas aparcadas frente a la vivienda siniestrada: "Son de ella y de su hermano", aseguraban.
En planta alta. Las huellas del incendio eran visibles en la fachada de la casa. Según fuentes municipales, los seis cadáveres fueron hallados en la planta alta de la vivienda, calcinados e irreconocibles. Sus restos fueron trasladados al Instituto Anatómico Forense de Sevilla, donde se procederá a su identificación mediante pruebas de ADN y también se determinarán las causas de la muerte.
Pero los que hablaban ayer no eran muchos. La mayor parte de los vecinos de Antonio y Dolores se mostraban entre incrédulos e impresionados por el luctuoso suceso y sólo acertaban a destacar las bondades del matrimonio.
