Economía

El G-7 actuará para garantizar la estabilidad pero no concreta cómo

Un panorama sombrío y no exento de tensiones en las bolsas internacionales. Fue el escenario que, para 2008, dibujó el sábado el G-7, que agrupa a los siete países más ricos del mundo. Pidieron que se aumente la producción de petróleo y rechazaron medidas para reactivar el consumo, argumentando las particularidades de cada país. (Foto: EFE).

el 14 sep 2009 / 23:53 h.

Un panorama sombrío y no exento de tensiones en las bolsas internacionales. Fue el escenario que, para 2008, dibujó el sábado el G-7, que agrupa a los siete países más ricos del mundo. Pidieron que se aumente la producción de petróleo y rechazaron medidas para reactivar el consumo, argumentando las particularidades de cada país.

El G-7, grupo integrado por los países más industrializados del mundo, auguró ayer un panorama económico más sombrío para 2008, con una ralentización global y la persistencia de las tensiones bursátiles, y se mostró dispuesto a actuar de forma colectiva, si fuera preciso, para garantizar la estabilidad.

Bajo la presidencia de Japón, los ministros de Economía y los gobernadores de los bancos centrales de EEUU, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania, Canadá e Italia concluyeron su cumbre de Tokio con un llamamiento a una mayor cooperación para atajar los problemas financieros, sin marcar una vía concreta y sin hablar en ningún momento de recesión.

Así, consideraron que la situación económica actual es "más incierta" que en octubre (en su anterior reunión) y que puede producirse aún "un mayor deterioro" del sector de la vivienda en EEUU, lo que lleva meses arrastrando a la baja a las bolsas de todo el mundo.

En ruedas de prensa separadas, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, y el secretario del Tesoro, Henry Paulson, admitieron que las turbulencias financieras durarán todavía un tiempo y que llega la era de la desaceleración económica.

Esta cumbre había despertado un elevado interés ante la actual situación, con una crisis crediticia en Estados Unidos que amenaza con arrojar a ese país a una recesión que acabe lastrando el crecimiento global.

Los ministros de Finanzas debatieron los problemas creados en las bolsas por la crisis hipotecaria de las subprime (créditos de alto riesgo) en Estados Unidos, que han sido mayores de lo previsto en un primer momento por los actores económicos.

"En todas nuestras economías, aunque en distinto grado, esperamos que el crecimiento se reduzca de alguna forma a corto plazo", señala el comunicado final del G-7, que pide a los países exportadores de petróleo que incrementen la producción para reducir así su precio.

Los países ricos "animamos a los países de la OPEP y a otros productores de petróleo a que aumenten su producción y reiteramos la necesidad de aumentar la capacidad de las refinerías y de mejorar la eficiencia energética", precisa el comunicado.

Al tiempo, el G-7 se mostró dispuesto a tomar las "medidas adecuadas, sean individuales o colectivas", para garantizar la estabilidad y el crecimiento económico, sin medidas concretas.

En la mente de todos planeó la posibilidad de una ralentización excesivamente brusca en EEUU, principal mercado consumidor del mundo, que lleve a la baja al resto de las economías, si bien los países ricos confían en que no haya recesión.

En la misma línea, el secretario del Tesoro norteamericano indicó que la primera economía del mundo "seguirá creciendo en 2008", si bien admitió que "las actuales turbulencias financieras son serias y persistentes".

Henry Paulson se mostró seguro de "la buena salud a largo plazo" de la economía estadounidense pese a la "corrección" en el sector de la vivienda, los altos precios del petróleo y las "turbulencias" bursátiles. A su juicio, ha sido fundamental el millonario plan de estímulo económico aprobado por la Casa Blanca, por más de 150.000 millones de dólares, que proveerá un "muy necesario impulso".

Los representantes europeos consideraron también que el actual momento económico es serio, si bien más preocupante para EEUU, y que no se prevé un fin claro para las turbulencias del sistema financiero.

Aunque se había especulado con que el G-7 podría estudiar un plan para estimular el consumo a nivel global, con ingredientes fiscales o monetarios, ya desde su llegada a Tokio varios ministros lo rechazaron, al señalar que las condiciones económicas son muy distintas en cada uno de los países miembros.

En este sentido, el anfitrión, el ministro japonés Fukushiro Nukaga, insistió ayer en que cada país debe "compartir la responsabilidad" y "poner en práctica políticas individuales" para mejorar la situación económica global. "Cada país debe tomar las medidas necesarias pues, aunque todos hiciésemos exactamente lo mismo, la situación no mejoraría", advirtió.

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