Economía

El G-7 respalda el plan de rescate de EEUU pero no seguirá sus pasos

Los países más industrializados del mundo vieron ayer con buenos ojos el paquete de medidas anunciado por uno de sus miembros, EEUU. Pero eso sí, consideró que el resto de socios no necesita una intervención de tal magnitud puesto que la situación no es equiparable. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 15:35 h.

Los países más industrializados del mundo vieron ayer con buenos ojos el paquete de medidas anunciado por uno de sus miembros, EEUU. Pero eso sí, consideró que el resto de socios no necesita una intervención de tal magnitud puesto que la situación no es equiparable.

Los países miembros del G-7 -integrado por los países más industrializados: Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Canadá, Japón y EEUU- rechazaron ayer complementar, con medidas similares, el paquete de ayuda estadounidense para paliar la crisis financiera, según anunció ayer el ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbrück, tras una ronda de consultas telefónicas con ministros de Finanzas y presidentes de los bancos centrales de los países del G-7.

El ministro alemán dijo que la situación en los otros países del G-7 es distinta a la que hay en EEUU por lo que en ninguna parte se piensa en un programa similar al de Washington, que costará al contribuyente estadounidense 700.000 millones de dólares (medio billón de euros).

Steinbrück defendió, sin embargo, que el plan de rescate del Gobierno de EEUU es un aporte importante para superar la crisis de los mercados financieros y señaló que éste debe ponerse en práctica rápidamente.

De manera indirecta, Steinbrück apeló a la Comisión Europea (CE) a mostrar flexibilidad en sus controles, en caso de que algunos bancos europeos afectados por la crisis tengan que recibir ayudas estatales.

Por su parte, el Departamento del Tesoro hizo su propia lectura de esta ronda de contactos. "Estamos listos para adoptar cualquier medida que pueda ser necesaria, individual o colectiva para asegurar la estabilidad del sistema financiero internacional", señaló una nota del G-7 divulgada por el Tesoro de EEUU.

"Reafirmamos nuestro firme y compartido compromiso para proteger la integridad de los sistemas financieros internacionales y facilitar el buen funcionamiento y la liquidez de los mercados que son esenciales para respaldar la salud de la economía mundial", señala, en el que da la bienvenida a las "extraordinarias acciones" puestas en marcha por EEUU para garantizar la estabilidad de los mercados.

Por su parte, el Ministerio de Economía y Hacienda español descartó, en la misma línea del G-7, la posibilidad de poner en marcha en España un plan de salvamento financiero como el de EEUU debido a la solidez del sistema actual, en el que la solvencia está "acreditada". Fuentes del departamento de Pedro Solbes explicaron que la situación española "no tiene nada que ver" con la de EEUU, donde sí había un "claro punto de riesgo sistémico" por la fragilidad de las entidades más importantes del sistema. "Son medidas excepcionales para una situación claramente excepcional".

Sin embargo, Kenneth Rogoff, profesor de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del FMI, dijo a Efe, que se avecina una recesión global, y alertó que fuera del Grupo de los Siete, los más perjudicados serán Irlanda y España debido a las enormes burbujas hipotecarias que se formaron en ambos países en los últimos años.

De vuelta al otro lado del Atlántico, la Reserva Federal aprobó ayer la transformación inmediata de los dos últimos grandes bancos de inversión estadounidenses, Goldman Sachs y Morgan Stanley, en bancos comerciales. Al convertirse en bancos comerciales, las dos entidades podrán aceptar depósitos de particulares, lo que mejorará sus finanzas. Asimismo, obtendrán acceso permanente a la ventanilla de descuento de la Fed, el mecanismo por el cual el banco central presta dinero a los bancos. Como contrapartida, ambas entidades pasarán a ser supervisadas por la Fed y tendrán que mantener un mayor nivel de reservas en sus balances, como todos los bancos comerciales.

Esta transformación supone la extinción de la especie formada por los grandes bancos de inversión independientes, así como el cierre definitivo a un modelo de negocio que ha definido Wall Street durante décadas. Al no estar controlados por el banco central estadounidense, podían gestionarse de forma más autónoma y asumir más riesgos que los bancos comerciales.

Sin embargo, la tormenta financiera desatada por la crisis ha destapado en las últimas semanas las debilidades de ese tipo de entidades y, con la venta masiva de sus acciones, los inversores parecen haber dejado claro que ya no confían en la viabilidad de su modelo de negocio. Ello ha obligado a Goldman Sachs y Morgan Stanley, los dos únicos ejemplares de su especie que permanecían en pie, a transformar sus estructuras y gozar así de la estabilidad que suponen sus multimillonarios depósitos.

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