Economía

«El gasto público debe seguir con consumo e inversión en mínimos»

El director de la Escuela Andaluza de Economía y catedrático de Economía Financiera, Manuel Ángel Martín, cree que el Gobierno debía haber ido más allá en el contenido de las reformas.

el 26 sep 2010 / 19:48 h.

Manuel Ángel Martín está también al frente de la Comisión de Economía de la CEA.

-A falta de la reforma de las pensiones, a la vuelta de la esquina, España ha acometido el resto de reformas que urgía Bruselas. ¿Es suficiente para salir de la crisis?
-Hace falta tiempo para que las reformas hagan efecto en la sociedad, necesitan un tiempo de maduración y no todo está hecho, quedan cosas por hacer. Algunas están esbozadas y otras no, aunque sí se ha hablado mucho, como es el caso de las pensiones.

-¿Qué echa en falta?
-Todos echamos en falta el sentido de la oportunidad, que las cosas no se hubieran hecho antes, y no arrastrados por las circunstancias, generando problemas que podrían haberse evitado como los relacionados con la deuda y la mala imagen de las finanzas públicas españolas. Se echa de menos que este cambio casi de 180 grados del Gobierno no lo hubiera dado antes o más paulatinamente. Y de las cosas que están en marcha en materia de fiscalidad, financiación, mercado laboral, financiero se podría haber hecho algo más. Se podía haber actuado antes y con más valentía y coraje político. Es verdad que esto es más fácil decirlo que hacerlo, porque es muy difícil que un Gobierno se haga el harakiri.

-Las reformas han devuelto en parte la confianza de los mercados en España ¿Por qué centró la deuda tantos ataques? ¿Por qué esa desconfianza en nuestra economía?
-La desconfianza en su momento fue desproporcionada. La crisis ha pasado al menos por cinco fases diferenciadas, cuando aparecen las hipotecas subprime; la crisis financiera con el punto álgido de la caída de Lehman Brothers; de ahí se pasa a la economía real y es cuando hace falta la inyección de dinero público y ahora estamos en la fase del recorte. Lo más importante ahora es el déficit y hay dos corrientes de opinión, una que dice que el Estado tiene que seguir gastando y la otra que ha gastado demasiado.

-¿Con qué corriente se identifica más, con la partidaria del gasto público o la contraria?
-Creo que hay que gastar mejor y que no se puede dejar porque la inversión privada está ahora bajo mínimos y el consumo privado está muy mal, con lo que si el Estado deja de gastar puede causar un verdadero caos. Creo que el Estado tiene que seguir gastando pero hacerlo mejor en aquellas cosas que puedan contribuir a mejorar o a hacer que la economía funcione por sí sola y por otro lado habría que seguir con las reformas para intentar que la inversión y el consumo se reactivaran.

-La publicación de los test de estrés de la banca alivió la situación pero otra vez se paga la deuda más cara. ¿No sirvieron para despejar todas las dudas?
-Se debían haber hecho mucho antes. Algunas entidades financieras españolas han sacado muy buena nota pero otras no tanto. Sí han contribuido a que en los últimos meses se haya contenido la situación, pero ésta sigue siendo frágil y volátil.

-El director general de Funcas (Fundación de las Cajas de Ahorros) ha sido muy rotundo al augurar una subida de impuestos para cumplir con la reducción del déficit. ¿Es partidario del alza impositiva?
-Creo que hay que actuar por la vía del gasto, que es la inmediata. Hasta ahora los Gobiernos han intentado tirar por el lado de la deuda en lugar del de los impuestos. La deuda no es más que impuestos diferidos que pagarán las generaciones futuras. Los impuestos deben ser una última solución. Podría darse el caso de bajarse algún tipo de impuesto como ha hecho Obama con las pymes, aunque algún otro pudiera subir.

-¿De qué manera jugaría con los impuestos?
-Primero, intentaría que fuera la última solución, antes dar un repaso al gasto. Hay cierto juego con el IVA, cuya subida tampoco ha afectado tanto al consumo porque en muchos casos ha sido absorbido por los empresarios. En el IVA se podría hacer algo en caso extremo y el IRPF me parece muy peligroso tocarlo, y en todo caso, tendría que ser a los tramos de renta superior, aunque no sé si arregla algo desde el punto de vista de la recaudación. Con los demás es complicado. Los especiales están suficientemente altos aunque se podría dar un pequeño apretón. No hay mucho recorrido porque el de patrimonio ha desaparecido en casi toda Europa. Pero hay que tener cuidado con la subida de impuestos porque afecta también al crecimiento. La necesidad del Estado es recaudar cuanto más mejor. Pienso que habría que ser más selectivo en aquellos impuestos menos dañinos que hacen que el entorno pueda recuperarse. Por ejemplo, el impuesto de sociedades podría bajarse un poco para que la inversión privada cobrara más atractivo.

«Queremos aprender de las mejores universidades

-Se ha cumplido el segundo aniversario de la quiebra de Lehman. ¿Qué lecciones se pueden extraer?
-Todavía nos quedan etapas de crisis. Esto no ha acabado, EEUU aún no está en una buena situación. Pero hay conclusiones evidentes como que la obtención de más rentabilidad conlleva un mayor riesgo. Antes de echar la culpa a quien sea, hay que pensar que la sociedad se había embarcado en esa situación. Sin financiación con riesgo, abundante y con tipos bajos, no hubiera habido una burbuja inmobiliaria, pero a lo mejor tampoco habría habido internet o telefonía móvil, iphone, ipad... porque eran apuestas arriesgadas. Hemos aprendido que esta sociedad es global, que va muy deprisa y que a esa velocidad la innovación financiera y tecnológica tiene sus consecuencias y que hay que tener una mejor regulación.

-Analistas y expertos no vieron la que se avecinaba. ¿Se ha hecho un ejercicio de reflexión?
-Creo que sólo los idiotas no lo han hecho. Hay un movimiento de replanteamiento del paradigma de la economía. No hay respuestas para todo. Es una mezcla de ciencia, arte, intuición, no somos físicos.

-Con Bill Clinton, varios Nobel de Economía, ex presidentes del Gobierno... la Escuela Andaluza de Economía puso el listón muy alto. ¿Habrá sorpresas este curso?
-Este año hemos cambiado a un ciclo de conferencias sobre educación de excelencia, al hilo de la salida de la crisis, ya que la educación es enormemente importante para el desarrollo económico y está en la base de las reformas. Se ha conseguido extender la educación, pero la de excelencia es una asignatura pendiente. Entre las 200 primeras universidades del mundo no hay españolas siendo la octava potencia. Queremos ver cuáles son los denominadores comunes de las doce mejores universidades y qué tienen que no tenemos y qué hacen para que tener tantos Nobel en su historia. 

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