Cultura

El Gazpacho de Morón recupera su sabor

Los aficionados respondieron a una edición que posiblemente fue de las más interesantes de los últimos años.

el 31 jul 2011 / 19:22 h.

Maite Martín, en un momento de su actuación.

El Gazpacho Andaluz ocupó por primera vez el patio del Colegio Salesianos el 4 de julio de 1981 y estuvo en él siete años para después irse a la Plaza de Abastos. Se volvió al emblemático marco en 1992 y tampoco hubo manera de perpetuarlo en este espacio. El tiempo llevó al Gazpacho hace unos años al coso taurino moronero, que reunía condiciones técnicas para ser el recinto definitivo. Sin embargo, el aficionado añoraba el acogedor patio del Colegio Salesianos y este año el histórico festival ha vuelto a este lugar, que se llenó de aficionados el pasado sábado para disfrutar, seguramente, de uno de los gazpachos más interesantes de los últimos años. El único problema que tiene este patio es que no es fácil conseguir un buen sonido, por los rebotes, pero no dio excesivos problemas.

Resultó emocionante el regreso y ver la cantidad de personas que acudieron -unas mil-, de Morón y de un gran número de pueblos de la provincia de Sevilla e incluso de fuera de nuestra tierra. El cartel ayudó, desde luego, porque no suele ser habitual que se junten en un mismo escenario un cantaor del corte de Cancanilla de Marbella y una cantaora de otra órbita, como es Mayte Martín. Hubo, además, otras motivaciones, como fueron el homenaje al desaparecido compañero Antonio Zamudio Ramos, el regreso de la bailaora Juana Amaya tras la muerte de su padre, la colaboración de la hija de ésta, Nazaret Reyes, la nueva figura del baile gitano moronero, de solo 18 años; la inclusión en el cartel de otra bailaora de raza, Mercedes de Morón, así como de la cantaora de Rota Manuela Cordero, la también cantaora La Macanita y, por último, el debut de un jovencísimo guitarrista del Taller de Guitarra de la Fundación Fernando Villalón, José Antonio Santos, discípulo de Paco el Leri.

Había todos los mimbres para hacer el cesto y se hizo con la colaboración de un público que dio una lección de saber escuchar y una más que aceptable organización por parte de las peñas flamencas locales, la de El Gallo y Montegil.
En Morón no es fácil programar el festival por ser un pueblo de tantos artistas y con una afición tan exigente. Es conmovedora la añoranza de artistas como Diego del Gastor, Joselero, Pepe Ríos, Ramón Barrull, Fernandillo, Perrate, Juan Talega, Antonio Mairena, Fernanda y Bernarda o Manolito el de María.

El recuerdo de estos genios gitanos habita en la memoria de los cabales moroneros y el perfume del arte que derramaban impregna aún las paredes de las casas más antiguas, con sus tejas y herrajes. Sin embargo, el público del pasado sábado disfrutó por igual de las alegrías y las soleares trianeras de Manuela Cordero; de las magníficas seguiriyas de Cancanilla de Marbella, sin olvidarnos de sus increíbles pataítas por bulerías; del sabor jerezano de las bulerías festeras de La Macanita; de los bailes raciales de Mercedes de Morón, Juana Amaya y su hija Nazaret -¡qué manera de bailar por seguiriyas!-, de las bulerías moroneras de José Antonio Santos; y de las impecables granaínas, malagueñas, fandangos de Huelva, Granada y Ronda de Mayte Martín.

Sorprendió que gran parte del público se levantara y aplaudiera con fuerza la magnífica actuación de la artista catalana, lo que molestó a alguien del grupo de los nostálgicos por no entender que el público de Morón se entusiasmara de esa forma con la cantaora.

De hecho, es preciso decir que fue a la única que le pidieron más cantes, de forma insistente, pero Mayte prefirió dejarlos con la miel en los labios, y nunca mejor utilizada esta añeja expresión.

Después, claro está, de dar una lección de cante perfectamente construido, con una afinación de otro mundo y una elegancia musical impresionante.

No entender que el público se entusiasmara con lo que hizo esta artista es no entender de casi nada. El día que en Morón acepten que Diego, Mairena, Fernanda, Joselero y Juan Telega ya no van a volver a actuar más en el Gazpacho, el histórico festival mejorará en todos los sentidos. Este año se ha dado un gran paso. Casi medio siglo de historia deben de servir de algo.

En la noche del pasado sábado hubo momentos de una flamenquería irresistible en el patio del Colegio Salesianos, que nos pusieron la piel como el caparazón de un centollo.

Para el recuerdo, el arte natural de Cancanilla, la elevación a las nubes del buen gusto musical a cargo de Mayte Martín, el baile por seguiriyas de Nazaret Reyes y la arrebatadora enjundia de Juana Amaya; la gitanería de Paquito Fernández y el Rubio de Pruna, la maestría de Antonio Carrión y la templanza de Antonio Moya.

Y si no es verdad, que Dios me mande un castigo, si me lo quiere mandar. Larga vida al Gazpacho de Morón.

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