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El Glorioso firma uno de esos partidos de leyenda

Cuando apenas Paco Chaparro -y muy pocos más, seamos sinceros- daba un duro por él, el Glorioso y diezmado Real Betis desempolvó viejas leyendas para brindar en el Calderón uno de esos espectáculos que permanecen en la memoria colectiva de los aficionados por muchos años. (Foto: EFE).
Vestuarios

el 15 sep 2009 / 03:28 h.

Cuando apenas Paco Chaparro -y muy pocos más, seamos sinceros- daba un duro por él, el Glorioso y diezmado Real Betis desempolvó viejas leyendas para brindar en el Calderón uno de esos espectáculos que permanecen en la memoria colectiva de los aficionados por muchos años.

Fue un partidazo y vale nada más y nada menos que la permanencia virtual en Primera división. Fue la rebelión de un grupo de jugadores y un pedazo de entrenador -don Francisco Chaparro Jara-, dolidos en su amor propio por el paupérrimo espectáculo que ellos mismos ofrecieron el domingo anterior ante el Levante. Un equipo diezmadísimo, privado de sus mejores efectivos atacantes, pero que, gracias al buen hacer del técnico trianero, mantiene intacto ese sello tan personal y tan bético de ser imprevisible por antonomasia. Ayer, el Currobetis se abrió de capote como sólo el Faraón sabía hacerlo desde el primer envite y firmó otra de sus tardes gloriosas... aplaudida a rabiar hasta por el eterno rival, lo que son las cosas.

Sorprende Chaparro. Sorprendió una enormidad la alineación titular presentada por Chaparro, que, sin poder contar con sus máximos artilleros -Edu, Pavone y Mark González-, dejó también en el banquillo al internacional brasileño Sobis para otorgar la titularidad a José Mari, un futbolista que lleva más de dos años sin marcar un gol y que había defraudado por completo en sus anteriores comparecencias. Muchos seguidores béticos se llevaron las manos a la cabeza al ver la cartela con las alineaciones, donde tampoco aparecía Fernando Vega -lesionado de última hora y suplido por Damiá- y lo hacían en los extremos el poco fiable y velocísimo Odonkor y Xisco.

Pero Chaparro sabe bien lo que se trae entre manos. De hecho el Betis, con esa formación y una presión adelantada y valiente, impuso su ley desde el inicio y desplegó un fútbol de mucho contenido, con rápidas coberturas y buenas triangulaciones, donde los criticados José Mari y Odonkor tuvieron un protagionismo especial. El alemán fue el encargado de dar los dos primeros avisos serios ante el portal de Leo Franco y el sevillano -y ex sevillista y ex atlético- protagonizó la jugada del 0-1, al recortar a Seitaridis y mandar un dispaso seco que el meta colchonero rechazó en corto y permitió a Juande estrenarse como goleador en Primera división. Increíble pero cierto: el diezmado Betis tenía contra las cuerdas al más firme aspirante a la cuarta plaza de Champions y el 0-1 no hacía más que confirmar la tremenda superiodidad de las huestes de Chaparro sobre el campo.

Sólo una cantada de Casto en el 1-1 dio algo de vida al Atlético, que no volvió inquietar al meta bético por el excelente quehacer de Melli y Juanito, la solidaria disposición de todo el medio campo y la extraordinaria movilidad de los puntas, liderados por un renacido José Mari y espoleados por el golazo de Xisco (1-2) de falta directa, que puso otra vez con ventaja a los suyos al poco de comenzar la segunda parte.

Pero lo mejor estaba todavía por llegar. Fue la jugada de Melli en el 1-3, propia del mismísimo Beckenbauer, un espectacular slalom con taconazo, desbordes varios y pase a lo Laudrup que culminó Capi y vino a poner broche de oro a una de las tardes más inesperadamente gloriosas que se le recuerdan a este equipo al que ha revivido Chaparro.

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