La jornada de huelga general no propició un clima de entendimiento entre las principales partes implicadas. Mientras el Gobierno abrió la puerta a continuar con el diálogo, sin desistir en la reforma laboral, los sindicados se niegan a sentarse de nuevo en la mesa hasta que el Ejecutivo de marcha atrás.
En una breve comparecencia en los pasillos del Congreso de los Diputados, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se mostró confiado en que a partir de hoy "se encuentren los cauces de diálogo" con los sindicatos, a los que el Gobierno va a tender la mano porque, según destacó, ésa es su "obligación". El presidente también explicó que durante toda la jornada, el Gobierno estuvo intentado "garantizar" tanto el derecho a la huelga como el derecho al trabajo para que la jornada se desarrollara con normalidad.
Con una visión completamente distinta a la del presidente comparecieron ayer los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, respectivamente, quienes destacaron que la jornada de huelga fue un "éxito de participación incuestionable" y también un "éxito democrático" de los trabajadores españoles y se remitieron a los datos de seguimiento del 70% facilitados por los propios responsables de ambas centrales sindicales.
En una rueda de prensa conjunta para valorar la incidencia de la huelga, Toxo manifestó que el seguimiento del paro tenía pocas interpretaciones, porque fue un "éxito incuestionable".
La parte más contundente de la declaración llegó cuando Méndez fue preguntado por si acudirían a la llamada del Gobierno para abrir un proceso de negociación, ya que avisó de que "no se conforman con una llamada", al tiempo que advirtió de que una ley no se cambia negociando sus desarrollos reglamentarios. "La llamada debe tener contenidos y el presidente del Gobierno no puede pretender que el día 29 no marque un antes y un después. No se trata de una llamada, sino de corregir políticas y si quiere abrir una negociación, ese proceso de negociación tiene que estar empapado de una rectificación".
Volver a la moncloa. Ahondando en esta idea, Toxo aseguró que el día 30, el 1 o el día 2, los sindicatos "no pueden sentarse en la Moncloa, en Trabajo o en Economía como si no hubiera pasado nada. "La pelota está en el tejado del Gobierno. Somos gente educada y acudiremos a las llamada que, con sentido, se realicen, no como la que se nos hizo hace apenas dos días, para que hiciéramos el paripé en los Presupuestos de 2011. Desde luego escucharemos lo que se nos dice, y luego tomaremos las decisiones oportunas", señaló.
Preguntados por si habrá una nueva huelga general si el Gobierno no cambia las políticas, Toxo dijo que él no iba a ser quien lo anunciara y que "la pelota estaba ahora en el tejado del Gobierno". Los sindicatos no serán quienes llamen al Gobierno para negociar, según adelantó Toxo, quien matizó que se tomarán ahora un tiempo de reflexión en el que valorarán el paro y consensuarán una respuesta al mismo. "No podemos sentarnos en la Moncloa como si no hubiese pasado nada", denunció Toxo, quien añadió al respecto que el Gobierno tiene que mandar "mensajes claros de cambio".
Y según las palabras de los ministros de Trabajo, Celestino Corbacho, y de Economía, Elena Salgado, el discurso del Gobierno va a seguir sin convencer a los dos principales sindicatos. Aunque Corbacho aseguró ayer que confía en el "el diálogo presida el futuro", la responsable económica del país subrayó que aunque Zapatero hubiera hecho una oferta de diálogo para el "desarrollo" de las reformas económicas del Gobierno, en "lo fundamental" van a seguir adelante.
Quien no se pronunció abiertamente sobre la huelga, ni casi nadie de su partido, fue el presidente del PP, Mariano Rajoy, quien sólo de puntillas hizo una leve referencia durante una de sus intervenciones en la sesión de control en el Congreso de los Diputados al decir que el presidente "hace una reforma laboral, le hacen una huelga general y encima anuncia que va a haber más paro el año que viene".
Sí se pronunció, el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, quien consideró que se trata de una convocatoria de paro "inútil y lesiva" para el país, que pagarán "todos los españoles".
