Una vez calmada la guerra del agua, Medio Ambiente ha decidido poner los medios para que no vuelva a estallar en el futuro. Elena Espinosa ofreció ayer un "gran" pacto de Estado sobre el agua "abierto", en el que no descarta, "a priori, las interconexiones intracuencas", es decir, los trasvases.
La ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino aprovechó su primera comparecencia en la Comisión de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Congreso para exponer las líneas generales de su departamento para esta legislatura.
Espinosa sí dejó claro que el Gobierno sólo hará aquellos trasvases que sean medioambientalmente sostenibles, económicamente viables y socialmente aceptables.
el ebro. Y a este respecto volvió a descartar el trasvase del Ebro, ya que "no cumplía y sigue sin cumplir" estos requisitos. Ese pacto -dijo la ministra-, "en el que estemos todos", se basará en "grandes acuerdos" que solucionen los déficits estructurales de algunas cuencas. Espinosa ofreció asimismo incluir en el acuerdo a los partidos políticos, las comunidades autónomas, los ayuntamientos, los sindicatos y las organizaciones empresariales, agrarias y ecologistas.
La nota discordante la puso el PP, que calificó el pacto de "contrato de adhesión", en palabras de su portavoz en la Comisión, Carlos Floriano. Aseguró que su grupo no se va a incorporar al acuerdo "por muy buena voluntad que usted quiera poner de manifiesto". Floriano consideró que el pacto no resolverá el problema del agua sino "el problema electoral del PSOE", ya que excluye, con su rechazo al trasvase del Ebro, solucionar la situación de una parte del país.
Por su parte, la portavoz socialista, Soraya Rodríguez, rechazó las acusaciones y recordó que "hace escasamente tres meses" el PP no fue capaz de incluir el trasvase del Ebro en su programa electoral.
