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El golpe de autoridad de Rajoy choca con otra bronca en Madrid

Aguirre planta al líder mientras que Cobo admite que teme por él y por sus hijos.

el 03 nov 2009 / 12:24 h.

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El presidente del PP, Mariano Rajoy, hizo ayer un ejercicio de autoridad al asegurar ante el Comité Ejecutivo Nacional del partido que "no habrá próxima vez", en relación a la última crisis interna que ha puesto en entredicho su propio liderazgo y la unidad del partido. Rajoy endureció su discurso después de varias semanas de tibieza y calificó de "inaceptable" lo que ha ocurrido en el Partido Popular. Tras recalcar que "no se puede volver a repetir", amenazó con dejar fuera de las listas electorales a los que actúen de manera "desleal" y a quienes contribuyan a "debilitar" al partido como alternativa, un mensaje que algunos dirigentes populares creen dirigido a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.

En este sentido, el presidente popular calificó de "inadmisible" que se "presione públicamente" al Comité de Derechos y Garantías o a la propia dirección nacional para que se sancione a Cobo, así como que se "fuerce a cargos del partido" a que "firmen documentos", en alusión al manifiesto de alcaldes promovido por Aguirre para que se actúe contra el vicealcalde.

Pero Rajoy tuvo para todos. Aseguró que es "inaceptable" que algún militante pueda afirmar que no son alternativa, probablemente en respuesta a las declaraciones en las que Juan Costa le animó a demostrar que puede ser alternativa de gobierno. Asimismo, censuró la actuación del vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, por sus palabras contra la presidenta madrileña y regañó a quien hace "caso omiso a las instrucciones directas y claras de la dirección nacional" del PP, en una clara alusión a Ricardo Costa.

El presidente popular reconoció ante sus dirigentes que la situación en el partido es grave. "La situación es grave, no la devalúo por más que algunos asuntos hayan quedado resueltos, como sabemos todos", dijo. Y fue bastante claro cuando añadió que todo lo ocurrido estorba al proyecto popular, enturbia su imagen, indigna a los militantes, desconcierta a la opinión pública y desanima al electorado.

Durante su discurso, Rajoy no olvidó el Gürtel y admitió que le preocupa la corrupción, por lo que subrayó que "nadie que se haya manchado puede formar parte" del PP. En este contexto, se comprometió a aumentar el nivel de exigencia y, si es preciso, modificar la legislación.

La ausencia. Mientras Rajoy hablaba, había una dirigente popular que no le estaba escuchando. Se trata de la presidenta de la Comunidad y del PP de Madrid. Esperanza Aguirre no sólo no acudió a la cita para asistir a dos actos de inauguración -se excusó diciendo que no acudió al acto para no condicionar el debate sobre Cobo- sino que no terminó de bajar la espada. Tras leer las primeras noticias sobre la reunión del Comité Ejecutivo dijo que "da la impresión de que la agredida, la víctima, que soy yo, se coloca al mismo nivel que el agresor". En la misma línea, aseguró que "la equidistancia entre los agresores y las víctimas" le parece "realmente muy lamentable".

La mayoría del Comité Ejecutivo del PP, especialmente los barones territoriales, reprocharon la conducta de la presidenta madrileña desde que estalló esta última crisis interna en el partido, si bien la mayoría de los reproches fueron implícitos. También la mayoría de los líderes dejaron manos libres a Rajoy para que actúe como crea oportuno y con contundencia si vuelve a darse otro "espectáculo".
La propia secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, señaló la "tremenda unidad" del partido en cuanto al golpe de autoridad del líder y discrepó de la tesis de Aguirre sobre los agresores y las víctimas. Por lo demás, todos los asistentes al Comité Ejecutivo opinaron que el PP saldrá reforzado de esta crisis de cara a las próximas elecciones generales.

La disculpa. Mientras tanto, el vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, que con sus palabras en El País hizo detonar la crisis, se disculpó ante sus compañeros por la forma en que había realizado sus declaraciones contra Aguirre, pero no se retractó de las mismas.

Por este motivo dijo que asume la responsabilidad que esta actuación podía conllevar y, en consecuencia, puso sus cargos a disposición del partido. No obstante, el segundo de Alberto Ruiz-Gallardón -al que el alcalde mostró ayer de nuevo su apoyo- hizo un relato de afrentas y de otros casos similares publicados y que consideró de gravedad, entre los que mencionó el espionaje que ha sufrido por el que, alegó, ha llegado a temer por él mismo y por sus hijos.

Además, recordó que Juan José Güemes también había realizado en su día unas declaraciones ofensivas contra el PP andaluz. Tras exponer estos y otros casos, exigió que se use la misma vara de medir a para todos los cargos políticos.


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