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El gourmet no quiere catar la crisis

La mesa de la crisis está servida. De hecho, ya se está enfriando para las empresas dedicadas a las exquisiteces culinarias. La explosión de la burbuja inmobiliaria ha generado un efecto dominó en la bajada de ventas en uno de los sectores de más auge en los últimos años, el dedicado a las delicatesen y al cliente gourmet.

el 16 sep 2009 / 06:34 h.

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La mesa de la crisis está servida. De hecho, ya se está enfriando para las empresas dedicadas a las exquisiteces culinarias. La explosión de la burbuja inmobiliaria ha generado un efecto dominó en la bajada de ventas en uno de los sectores de más auge en los últimos años, el dedicado a las delicatesen y al cliente gourmet.

Así lo refleja el aspecto de la calle Mateos Gago, donde Susana Ojeda regenta junto a sus hermanas Las delicias del barrio, una coqueta tienda de delicatesen que este verano está pasando apuros por el bajón del turismo en la ciudad, otra de las consecuencias de la crisis.

"Los clientes del barrio son habituales y no han dejado de venir, pero los turistas son nuestros principales compradores y este año casi no existen. Hay mucha gente paseándose por la calle, pero muy poca comprando", señala Susana, que entre vinos y dulces artesanos no duda en confesar que la crisis "también se ha notado" en los representantes de productos, "que ahora vienen menos"

Respecto al futuro, la dependienta sólo espera que "vaya a mejor". "Esto no estaba tan vacío el verano pasado. Me gustaría que la situación mejore en adelante", comenta.

Y es que la impresión negativa de la situación se hace general en el sector del gourmet. Joaquín Centeno, responsable de compras del grupo Baco, uno de los más afamados de la ciudad, reconoce que "los clientes se están viendo ahogados por la crisis" y esto se nota a la hora de hacer cuentas.

"La calidad está pasando ahora a un segundo plano para el consumidor, por lo que busca otros productos más asequibles para el bolsillo", añade Centeno tras comentar que "hay un descenso de ventas de, aproximadamente, un 10%. La gente es más retraída y busca optimizar los gastos, renunciando a determinados caprichos o lujos".

Otro ejemplo se encuentra en el restaurante Manjarex, especializado en cocina gourmet y delicatesen, que está situado inmejorablemente junto al Postigo, un enclave turístico que no le ha salvado de la situación del sector.

"El año pasado aquí no había mesas libres en toda la tarde, ahora apenas hay dos clientes", apunta Claudio Specian, camarero del local, quien reconoce que "la situación está muy mal. La caja está al 70%, por lo que se ha despedido a gente y hay menos personal. Una cosa afecta a la otra y nos sienta mal a todos", sentencia.

excepciones. Entre los pocos que logran capear el temporal financiero se encuentra El horno San Buenaventura, en uno de los locales que la cadena tiene en Los Remedios, donde su encargado José Manuel se alegra de que en su comercio "crisis, lo que es crisis, no ha aparecido".

"Sí notamos que es verano, cuando hay menos clientes y bajan las ventas, pero no ha sido muy diferente a otros años", apostilla, para luego añadir que en su negocio de hostelería artesana "la clientela es especial, es gente de negocios y empresarios, que no han dejado de venir", aunque reconoce que el cliente "de paso" incluso ha subido con la llegada del Metro a la avenida República Argentina.

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