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El gran pacto sería posible

La próxima semana José Antonio Griñán se convertirá, gracias a la mayoría absoluta del PSOE en el Parlamento andaluz, en presidente de la Junta de Andalucía, cogiendo el testigo que su amigo Manuel Chaves, le entrega después de 19 años en el cargo, y al que ha renunciado...

el 16 sep 2009 / 01:27 h.

La próxima semana José Antonio Griñán se convertirá, gracias a la mayoría absoluta del PSOE en el Parlamento andaluz, en presidente de la Junta de Andalucía, cogiendo el testigo que su amigo Manuel Chaves, le entrega después de 19 años en el cargo, y al que ha renunciado para hacerse cargo de la vicepresidencia tercera del Gobierno de España y el encargo de lidiar con las comunidades autónomas. Este relevo, cuya negociación se ha llevado a cabo con absoluta discreción, aunque desde hace meses se barruntaban aires de cambio, ha abierto un interesante panorama en Andalucía, y seguramente tendrá un reflejo inmediato en la forma de hacer política, tanto por el gobierno como por la oposición en nuestra tierra.

El hecho de que sea Griñán el designado para suceder a Chaves, indica claramente que el PSOE andaluz no ha querido emprender una aventura de relevo, no ya de personas, sino generacional como parece ser que era la opción que más le gustaba a Zapatero, pero que producía vértigo en la cúpula del socialismo andaluz. Con Griñán aseguran, se supone, una sucesión ordenada y de efectos, más o menos, previsibles. Máxime cuando en la negociación -tanto del sucesor, como de las condiciones de la marcha de Chaves a Madrid- han intervenido los máximo responsables del PSOE de Andalucía. Más claro, Griñán ha sido una solución pactada, y con amplio respaldo partidista, a pesar de que el futuro presidente ha estado mucho más volcado, hasta ahora, en la gestión de gobierno, que en la acción interna del partido.

La verdad es que Griñán, de vuelta ya de muchas cosas, y que incluso tuvo sus dudas a la hora de seguir en política, en el periodo previo a las últimas elecciones autonómicas, llega a la presidencia de la Junta en un momento complicado. Estamos muy cerca de la peligrosa cifra de un millón de parados, con una destrucción progresiva del tejido productivo, y sin que se vean perspectivas de recuperación.

José Antonio Griñán hombre prudente, con experiencia y buena imagen, tiene ante sí tres retos importantes. El primero es el de hacer un gobierno con más peso y más capacidad de gestión que el que Chaves ha dejado, al que, en el año escaso de mandato, se le han notado demasiadas carencias, tal vez porque los nombramientos en algunas consejerías, respondían más a presiones de partido y equilibrios territoriales, que a la idoneidad de las personas propuestas.

Segundo, y va en relación con lo anterior ha de establecer una relación con el partido que le permita poder llevar a cabo las iniciativas políticas y de gobierno que crea necesarias, sin que ello suponga pérdida de esfuerzos en peleas internas.

Y tercero, difícil pero posible e inaplazable, reconducir las relaciones con el principal partido de la oposición, que en los últimos tiempos de Chaves, era ya un roto sin arreglo posible. No hay entre Griñan y Arenas el enconamiento personal que existía con Chaves, y esto debe facilitar un entendimiento, en temas fundamentales, para llegar a acuerdos que nos ayuden a salir de la crisis. Ahora, el gran pacto sería posible.

Periodista

juan.ojeda@hotmail.es

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