Cara a cara con el Gran Poder. El Señor espera la visita de miles de sevillanos. Maniatado y con la túnica de los cardos, descendió anoche de su camarín en un multitudinario y emotivo acto. Desde hoy y hasta el Martes Santo estará expuesto en besamanos. La ciudad tiene una cita en San Lorenzo.
Tres días de reencuentro y de diálogo con el Señor. Tres días para contemplar su rostro de cerca, de tú a tú. El Gran Poder quedó anoche expuesto en devoto besamanos. Su descenso desde el camarín volvió a congregar a cientos de hermanos y devotos que, desde primeras horas de la tarde, hacían tiempo en los bares cercanos a la Basílica. Pasada la medianoche, el Dios de San Lorenzo pisaba el suelo del altar mayor entre plegarias, oraciones y algún que otro suspiro. En el descuento de un Viernes de Dolores que sabe a Madrugá, San Lorenzo cumplió con uno de los ritos más antiguos y emotivos: la bajada del Señor.
Privilegio, que antaño fue de unos pocos, y que desde hace tres años la junta que preside Enrique Esquivias de la Cruz extendió a todos los sevillanos y demás visitantes, abriendo la Basílica al público para mayor deleite y gozo de cuántos allí se congregan cada Viernes de Dolores.
Portadores de caridad. Poco a poco, maniatado y ataviado con la túnica de los cardos, como ya ocurriera el año pasado, el Señor se fue acercando a su gente: a aquella que cada viernes acude a verle y le deja un beso en el talón. Una abarrotada Basílica fue testigo del momento. Apenas se escuchó un suspiro. Antes de la bajada por un clásico sistema de polea en el que mucho juega la maestría de los priostes, Esquivias de la Cruz tomó la palabra para leer un pasaje del evangelio de San Lucas que él mismo había seleccionado.
Era el correspondiente al anuncio que el Señor hace de la Pasión a sus discípulos. De portarlo hasta la peana de besamanos se encargaron los miembros de la Bolsa de Caridad de la hermandad. Manos solidarias que anoche se encargaron de acercar el rostro del Señor de San Lorenzo.
El besamanos del Gran Poder comenzará esta noche tras la misa de las 23.00 horas. No obstante, las primeras colas se formarán mañana, en lo que ya es todo un clásico del Domingo de Ramos. Los que acudan a su encuentro tendrán hasta el Martes Santo, día en el que la talla de Juan de Mesa irá al paso. Durante estos tres días, el templo permanecerá abierto de ocho de la mañana a diez de la noche ininterrumpidamente.
Al igual que en la edición anterior, el Señor estará ataviado con la túnica de los cardos, obra de las Antúnez, restaurada el año pasado. San Lorenzo aguarda ya su noche más hermosa: La Madrugá.
