Los ODM nacieron en 2000. Con la entrada del nuevo milenio, surgieron decenas de buenas intenciones que la Declaración del Milenio resumió en ocho. Ocho metas ambiciosas que harían de éste un mundo mejor, un mundo más justo. Entre las propuestas estaba erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad entre géneros, reducir la mortalidad infantil y mejorar la salud materna.
Para conseguir estos objetivos habría, además, una fecha límite: 2015. Sin embargo, a cinco años de que llegue el fin, ninguno de los objetivos propuestos se ha conseguido. De ahí, el nacimiento de esta cumbre que durante esta semana evaluó lo logrado hasta ahora e intentó marcar el camino a seguir.
El debate, en el que participaron 140 jefes de Gobierno, no consiguió grandes resultados, si bien, la confianza en que estas metas son alcanzables marcaron los discursos. "Ahora iniciamos el impulso final de cinco años hasta 2015", recalcó un optimista Ban Ki-moon en la clausura.
Asimismo, a pesar de que como apunta Alberto Casado, coordinador de Ayuda en Acción, "todos los ODM son, como los Derechos Humanos, igual de importantes y están interconectados", tres de los ochos objetivos han adquirido estos días una especial relevancia. El primero ha sido la lucha contra el hambre, ya que según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), este año habrá 925 millones de hambrientos en el mundo. Por ello, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo presentó el pasado miércoles un innovador Marco de Aceleración de los ODM, basado en la introducción de préstamos para ayudar a los pequeños agricultores.
Por otra parte, diversas ONG, como Save the Children, denunciaron al comienzo de la Cumbre que dos de los objetivos, concretamente, el de reducir la mortalidad infantil y la materna, estaban "lejos de cumplirse". Y es que 22.000 niños mueren cada día, según Unicef, y un millón de ellos pierde a su madre anualmente. Esta situación llevó al líder de la ONU a lanzar un plan que contaría con 30.000 millones de euros para salvar la vida de 16 millones de mujeres y niños al año.
un fracaso. Sin embargo, esta medida no ha contado con el beneplácito de las organizaciones sociales, que, como Intermón Oxfam, piensa que la aportación propuesta es insuficiente. Para la directora de Action Aid, Joanna Kerr, esta cumbre había sido un fracaso. "Ha sido un espectáculo caro que ha sido mucho ruido y pocas nueces", declaró tajante.
Igualmente, desde Ayuda en Acción exigían a los líderes que no hubiera "más compromisos, hay que cumplir los ya tomados", ya que, por ejemplo, las donaciones de los estados ricos a los países pobres suman poco más del 0,31% del Producto Interior Bruto, muy lejos del 0,7% que promueve Naciones Unidas.
"Pese a que vamos a contrarreloj, si se suman buenas políticas, un liderazgo firme y los recursos adecuados, conseguiremos el éxito", rezó Ban Ki-moon al final de la Cumbre. Sólo el tiempo dirá si estas promesas se convierten en verdaderas armas para luchar contra la pobreza. O son otra vez sólo promesas.
