Como era de esperar, el hermano de Miguel Carcaño negó ayer ante el juez haber matado a Marta del Castillo, como afirma su hermano en la séptima versión que ha dado sobre el crimen de la joven, muerta el 24 de enero de 2009, hace ya cuatro años. No mató a Marta, no discutió ni con Miguel ni con ella en el piso de León XIII donde fue asesinada, no le asestó un golpe con una pistola porque ni siquiera ha tenido nunca un arma y no la llevó en un coche a un terreno en La Rinconada para enterrarla porque ni siquiera conduce. En apenas diez minutos, Javier Delgado negó todas las acusaciones que su hermano ha vertido sobre él, en su opinión para vengarse porque desde el crimen rompió toda relación con Miguel. Tras declarar, el juez lo dejó en libertad sin cargos y sin imponerle ninguna medida cautelar. Sin pruebas que sustenten la acusación de Miguel, obtenida por la Policía un año después de la sentencia que lo condenó a 21 años de cárcel por asesinato, Delgado se limitó a negar cualquier atisbo de verdad en el relato de su hermano, al que no ha visitado desde que ingresó en prisión. La Fiscalía, que ya había dejado claro que no daba ninguna credibilidad a la acusación de Miguel, reiteró ayer que no pedirá ninguna indagación más. El fiscal, que al igual que cuando testificó Miguel no hizo ninguna pregunta durante la declaración de Javier, porque no cree que él fuera el autor de la muerte de Marta, apoyaría que el juez cerrase el caso. Es lo que parece que podría ocurrir esta misma semana, sin siquiera solicitar que se busque con más ahínco en la finca en la que Miguel dice ahora que podrían haber enterrado el cadáver de Marta. La Policía ni siquiera tiene en esta ocasión un dispositivo preparado con antelación para iniciar una búsqueda, como sí lo tuvo en anteriores ocasiones desde antes de que el juez ordenase los rastreos. Entonces, las órdenes del juez se respondieron de inmediato con el envío de grupos de subsuelo, caballistas y otros grupos especiales de la Policía, que ya estaban alertados de que su labor sería necesaria para las búsquedas en el río Guadalquivir, en el vertedero de basuras de Alcalá de Guadaíra y en las inmediaciones del domicilio donde vivía Miguel en Camas. Esta vez, no. Absuelto por dos tribunales de haber colaborado con su hermano para ocultar el cuerpo de Marta tras su muerte, Javier Delgado acudió ayer a su cita con el juez tan sólo 13 horas después de que lo hiciera su hermano: declaró a las ocho de la mañana ante el juez de Instrucción 4, que lo había citado como imputado para que lo acompañase su abogado, José Manuel Carrión. Asistieron también el abogado de la familia de Marta, José María Calero, y el fiscal del caso, Luis Martín. Con esta comparecencia por sorpresa, Delgado logró eludir la expectación que suscitan las visitas al juzgado de cualquiera de los implicados en el caso Marta, teniendo en cuenta además que hasta el momento ha logrado evitar que su rostro sea conocido. La citación era la consecuencia lógica de la última declaración de Miguel, que un año después de ser condenado por el crimen el Supremo confirmó y elevó la pena el pasado enero ha vuelto a cambiar su versión de los hechos. Por ello, el abogado de Javier ha anunciado que su cliente denunciará por calumnias a su hermano. Después de un año de conversaciones, la Policía Nacional obtuvo una nueva declaración en la que Miguel asegura que su hermano mató a Marta de un golpe con una pistola porque la joven trató de mediar en una pelea entre ambos. Según este relato, Javier increpó a Miguel por gastarse el dinero que tenían reservado para la hipoteca del piso de la calle León XIII, y comenzó a pegarle. Marta se metió en medio y Javier reaccionó sacando una pistola que tenía en el cinturón para golpearla varias veces con el arma. Según esta nueva versión, Javier fue por el coche de su exmujer para trasladar el cuerpo a una finca a las afueras de La Rinconada y Miguel lo siguió en su moto. Entre ambos enterraron el cadáver, lo cubrieron con rastrojos y al día siguiente lo taparon con cal. La Policía, que ha excavado en seis lugares diferentes de esta finca señalados por Miguel, sin encontrar ni rastro del cuerpo, ha sacado en dos ocasiones al joven de la cárcel de Morón para llevarlo hasta el terreno y que indique con más precisión el sitio, pero Carcaño asegura que no puede recordarlo. En su declaración del lunes respondió al juez con vaguedades alegando que la extensión era inmensa. Por este motivo, Miguel también escribió una carta que sus abogadas hicieron llegar a Javier, en la que le pedía que le señalase a la Policía dónde estaba enterrada la joven para que la familia pudiese descansar y porque él mismo, según decía, no podía más después de cuatro años.