José Fernando Ortega Mohedano, hijo del extorero José Ortega Cano, se sentará en el banquillo de los acusados el próximo 14 de marzo, salvo sorpresa de última hora, después de que la Fiscalía haya dejado claro que quiere ir a juicio porque no acepta un acuerdo que suponga rebajar la pena en tres años. El fiscal mantendrá los cinco años de cárcel que reclama para el hijo del exdiestro por la agresión a un joven y el robo de su vehículo, pese a que la víctima está dispuesta a dejar la condena en dos años, después de que José Fernando le haya pedido perdón y abonado la indemnización.
Al hijo del extorero le espera el mismo banquillo, que ayer ya probó, en el que hace un año se sentó su padre acusado por el accidente mortal en el que perdió la vida Carlos Parra. El martes las partes tenían prácticamente cerrado un acuerdo que incluso hubiera posibilitado que José Fernando abandonara la prisión, donde lleva ya tres meses, ayer mismo. Sin embargo, el Ministerio Público no está dispuesto a permitir una bajada de la pena de tres años, no tanto en el caso de José Fernando, ya que éste es el único que ha reconocido los hechos, ha pedido perdón y pagado la indemnización, sino por los otros imputados. En el caso de estos, no ha quedado acreditado su adicción a las drogas, por lo que no se les puede aplicar una atenuante que implique una rebaja tan importante de la pena. Además, en el caso de dos de ellos tienen antecedentes computables por lo que, aunque se deje la condena en dos años, tendrían que ingresar en prisión. Este impedimento es el que hace que el juicio se tenga que celebrar, porque no se puede alcanzar el acuerdo con uno de solo de los acusados, sino que tiene que ser con los seis.
«Estamos dispuesto a rebajar la condena para José Fernando a dos años de cárcel», aseguró ayer el letrado de la víctima, Manuel Manzaneque, quien explicó que esta rebaja se debe a que el hijo del extorero «ha reconocido los hechos, ha colaborado desde el principio, ha pagado, se ha demostrado que consume drogas y ha pedido perdón a través de su tío Anieto y su abogada». Unas condiciones que no se dan en el resto. Manzaneque, al que una de las letradas de la defensa le reprochó interés porque no se celebre el juicio y se esclarezcan los hechos», no descartó que antes del juicio se pueda llegar a una conformidad, ya que según explicó su cliente quiere «pasar página» y no rememorar lo ocurrido la madrugada del 2 de noviembre pues, según dijo su propio letrado en su momento, «fue una cacería humana».
Ante esta falta de acuerdo la magistrada del Juzgado de lo Penal número 5 inició la vista con las cuestiones previas, por lo que José Fernando, que llegó esposado y custodiado por la Policía junto con los otros tres amigos que también están en prisión, se tuvo que sentar en el banquillo. La sala estaba casi completa, pues además de los numerosos medios de comunicación fueron muchos familiares de los acusados para mostrarles su apoyo. Minutos antes de que comenzara esta fase previa al juicio en sí, se vivieron momentos de tensión, pues los allegados de los jóvenes comenzaron a increpar a los cámaras de televisión y fotógrafos durante los minutos que tuvieron para tomar imágenes de los acusados, por lo que tuvieron que ser llamados al orden por el agente judicial. Los familiares no querían que salieran las caras de los jóvenes y estos, salvo José Fernando, se ocultaron el rostro tras las manos o con alguna prenda.
Nada más comenzar, la fiscal dejó claro que la única modificación que iba a hacer en su escrito de acusación es la de solicitar que se les reclame los acusados que paguen a la aseguradora del vehículo de la víctima los 7.890 euros que ésta ha abonado por el mismo, que fue quemado. A continuación, cada abogado presentó a la juez las nuevas pruebas que quieren que se practiquen de cara al juicio. Así, la abogada de Ortega, Esperanza Lozano, solicitó que declare un psiquiatra del Virgen del Rocío que ha evaluado al joven, para determinar su drogadicción, una prueba que ha sido admitida por la jueza. Ésta también permitió que se practique la prueba cromológica a uno de los acusados para probar su adicción a las drogas y que testifiquen los empleados del club donde se inició la pelea.
