El Cuervo está de duelo. Pese a la lluvia, tres velas y un ramo de flores se alojaban en el quicio del número 7 de la calle Rosa, lugar en el que vivía la primera víctima de violencia de género de 2010. El recuerdo de Josefa R.F., de 45 años, quedó patente en un torrente de condolencias, a la par que su marido y asesino confeso, Juan Manuel C.E., ingresaba en prisión provisional, comunicada y sin fianza por un delito de homicidio.
Mientras el juzgado de Violencia de Género de Lebrija dictaba la orden de ingreso, la autopsia confirmaba lo ya avanzado en el momento de la detención: Josefa falleció por estrangulamiento. El Instituto Anatómico Forense también reveló que la víctima no presentaba otras señales de haber sufrido maltrato físico. En esta línea, esta mujer no había interpuesto denuncia alguna contra su marido anteriormente y ni siquiera había sido atendida por los servicios sociales de un municipio que ayer estaba roto por el suceso de una familia “conocida” y de la que no había sospechas de maltrato.
Con Juan Manuel en la cárcel, se sucedieron las condolencias. El primero fue el Ayuntamiento, que decretó tres días de luto oficial y celebró un pleno extraordinario en el que se expresó “la rotunda condena a la violencia machista” y se dio el pésame a la familia. En ese mismo acto, la coordinadora provincial del Instituto Andaluz de la Mujer, trasladó a la familia el apoyo de la Junta de Andalucía, que se personará como acusación particular para que al agresor le “caiga la pena máxima”. Mientras, el alcalde, Juan Garrido (IU), instó a las instituciones a que doten de mayores recursos económicos a las mujeres maltratadas que “ante la falta de amparo y medios, tienen que recurrir a su agresor con las graves consecuencias que ello tiene”.
Ya a la tarde, el cuerpo de Josefa R.Z. fue enterrado en el cementerio municipal, que registró una asistencia “multitudinaria”. Según explicó a Europa Press la concejal de Bienestar Social, Inmaculada Cordero, “muchas personas se quedaron fuera” del camposanto y de la parroquia de San José –donde se ofició el funeral–, ya que “prácticamente todo El Cuervo ha pasado por la zona”. “Ha sido el momento más triste de todos desde que este suceso tuvo lugar, porque la familia no ha terminado de creerse lo que había pasado hasta que no han tenido el cuerpo a su lado”, dijo. La conmoción del municipio trasladó sus propias fronteras.
La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, condenó el último caso de violencia de género e insistió en la importancia de denunciar, ya que “sólo así se pueden activar los mecanismos de protección y poner a disposición de la mujer los medios y recursos para salir de la espiral de violencia. “Ni los entornos de la víctima, ni las propias mujeres deben minimizar el riesgo ni bajar la guardia porque corren peligro de muerte”, añadió.
