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Cultura

«El hombre vive dividido entre la tristeza y la alegría»

La crítica, siempre perezosa, ha encasillado a Dominique A bajo la etiqueta de nouvelle chanson, pero él no acaba de verse como eslabón de la estirpe de Jacques Brel. "En todo caso, pertenezco a la antigua nouvelle chanson", bromea. "El problema con esos grandes nombres es que están todos muertos".

el 14 sep 2009 / 23:06 h.

La crítica, siempre perezosa, ha encasillado a Dominique A bajo la etiqueta de nouvelle chanson, pero él no acaba de verse como eslabón de la estirpe de Jacques Brel. "En todo caso, pertenezco a la antigua nouvelle chanson", bromea. "El problema con esos grandes nombres es que están todos muertos, y yo me siento bien vivo".

Resulta curioso que la música introspectiva y melancólica de Dominique A tenga tanto éxito en un país con fama de extrovertido y festero como España. Él esboza una explicación: "Bueno, el blues es universal porque el propio ser humano vive dividido entre la tristeza y la alegría, lleva los dos dentro. Para nosotros el flamenco no es una música muy alegre, o al menos la idea que tenemos es de algo muy dramático", comenta el artista.

En la distancia corta, no obstante, se muestra sonriente, tal vez un poco tímido, pasándose la mano por el cráneo mondo cuando se detiene a meditar una respuesta. "Me siento tan oscuro como mis discos", dice cuando se le señala esta circunstancia. "Cuando empiezo a escribir siempre me dirijo a ese lado, hacer otra cosa supondría para mí un gran esfuerzo y daría como resultado algo antinatural.

Cuando intento hacer algo más ligero, no sale, y me niego a luchar contra algo que forma parte de mí".

Músico de culto, el de Nantes ha firmado una de las cimas de su carrera con Sur nos forces motrices, el disco que presentará en Sevilla. Un trabajo extraordinario por su contenido, pero también por el hecho de haberse grabado en directo y con banda, en lugar de las habituales pedaleras.

"Me da mucha libertad poder pasar de estar solo al concepto de grupo, poder cambiar de registro. Cuando estoy solo puedo adaptarme cada noche al público; con los grupos, la energía colectiva hace la experiencia más intensa", dice el músico, que a día de ayer llevaba en su disc-man cosas de Winter Family, Patrick Watson, Pauline Croze y Laura Veirs.

Sur nos forces motrices resulta un producto llamativo en tanto su contenido no pertenece a un solo recital, sino que espiga temas de varios. "Un disco en directo lleva a una contradicción, porque la gente quiere ver un concierto, no sólo oírlo. Por eso la música tiene que ser lo suficientemente intensa como para salirse del cuadro, no quedarse en una postal de mis conciertos", asevera.

Los seguidores de Dominique A podrán disfrutar, en efecto, de vigorosas versiones de grandes temas como Antonia, L'Horizon, L'Amour o Le courage des oiseaux, pero con un toque novedoso, como si hubieran sido escritas ayer: "Lo que quise privilegiar fue el sonido, no dar una versión errónea de un concierto en tal o cual lugar". ¿Oiremos a Dominique A cantar alguna vez en español? "¡Al menos un estribillo!", bromea. "No creo que sea de gran interés, salvo para reírse entre amigos", concluye.

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