Cultura

El homenaje a los maestros cierra una bienal que nos ha puesto a taconear

Matilde Coral y Manolo Marín fueron los maestros mejor tratados. Los dos estuvieron en el teatro y disfrutaron con sus discípulos.

el 30 sep 2012 / 22:13 h.

Rafaela Carrasco y Marcos Vargas , en la coreografía 'Tiempo', de Mario Maya.
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Teatro de la Maestranza. La punta y la raíz. Artistas invitados: Merche Esmeralda y José Galván. Solistas: Rafaela Carrasco, Belén Maya, Pastora Galván, Farruquito y Rafael Campallo. Cuadro flamenco: Manoli Ríos, Hiniesta Cortés, Isabel López y Yolanda Heredia. Elenco: Adela Campallo, Pilar Ortega, Marian Conde, Beatriz Santiago, Julio Acosta, Manuel Betanzos, Marcos Vargas, Ángel Atienza, Francisco Mesa Nano, José Luis Villar, Alejandro Rodríguez, Raúl Gómez y Juan Aguirre. Guitarras: Ramón Amador, El Morito, Canito, Rafael Rodríguez y Jesús Torres. Cante: Miguel Ortega, Moi de Morón, Antonio Campos y Antonio Zúñiga. Entrada: Lleno. Sevilla, 30 de septiembre de 2012.

No ha sido mala idea la de cerrar la Bienal, dedicada al baile, con un homenaje a algunos de los grandes maestros de Sevilla, aunque hayan dejado fuera al gran Enrique el Cojo, a Caracolillo o a Juan Morilla. ¿Cómo se puede representar en el espectáculo a Antonio Ruiz Soler con una simple fotografía?

Entiendo que resultara imposible acordarse de todos a la hora de ponerle el broche de oro a esta edición del festival. Lo que no entiendo muy bien es que se le hiciera el encargo a Rafaela Carrasco, pero se le hizo y anoche, con el Maestranza lleno -esta vez sí-, el repaso al baile sevillano nos brindó la posibilidad de vivir hermosos momentos artísticos, alguno de ellos de una gran emoción. Sevilla ha tenido, tiene y tendrá siempre un gran peso en la faceta del baile andaluz, desde los tiempos de las míticas Petra Cámara, Manuela Perea y La Campanera, sin olvidar al Maestro Otero y de Realito. Hoy es Matilde Coral la gran maestra, aunque ya no baile en los escenarios, pero es la que sigue marcando la pauta en la enseñanza del arte.

Lo que se dio en llamar en su momento la Escuela Sevillana sigue teniendo un peso en el mundo del baile flamenco, sin estar posiblemente en su mejor momento, como lo demuestra el hecho de que una de sus máximas exponentes, la trianera Milagros Mengíbar, se haya quedado fuera de la Bienal y, sobre todo, del magno espectáculo de anoche, aunque desconozco las razones. Las exponentes vivas de la Escuela Sevillana son pocas y mal avenidas, como ocurre con las escasas folclóricas de altura que nos quedan.

Hubo una aceptable representación de esta escuela, pero eché de menos a Milagros Mengíbar y a Ana María Bueno, entre otras y otros. ¡Cuánto me acordé de El Mimbre, aunque ya no esté con nosotros! Y cuánto de Angelita Vargas, que sí lo está, pero impedida para el baile. La clausura de la Bienal se le podría haber dedicado a ella, que para eso es una reina del baile y, además, es ahora cuando necesita el apoyo, el cariño y la ayuda del mundo flamenco.

También me acordé de Carmen Ledesma, que tiene tanta sevillanía en su manera de bailar que quita como todas las tapaeras del sentío. Y de Isabelita Bayón. Me acordé de mucha más gente, pero tampoco estuvo mal lo que vimos en el escenario. Esa Merche Esmeralda, que no debería faltar en ninguna Bienal de Flamenco. Muy hermoso garrotín para Adelita Domingo. El maestro José Galván, que no solo es el padre de dos fenómenos del baile, y que bailó con su hija Pastora. Belén Maya -para mí fue lo mejor de la noche-, Rafaela Carrasco, Farruquito -flamenquísima soleá-, Rafael Campallo y su hermana Adela, Yolanda Heredia, Hiniesta, Manoli Ríos, Pilar Ortega, Marian Conde, Manuel Betanzos, Marcos Vargas, Beatriz Santiago, Isabel López...

Pasaron tantos por el escenario que sería imposible ocuparse de todos ellos como es debido. Hubo arte, mucho arte, de sabor en unos casos y de pujanza en otros. Excelente el bailaor Rafael Campallo. Era la noche de los maestros, de las escuelas, el reconocimiento a los que tanto dieron y siguen dando a nuestro arte. Y también la confirmación de que el futuro es esperanzador. Ahí estuvieron Pastorita Galván, Manoli Ríos y Adela Campallo, para tranquilizarnos.

Se podría haber hecho mejor y, sobre todo, más justo. Hubo olvidos lamentables, que al final quisieron arreglar con una proyección de diapositivas: Pepe Ríos, Enrique el Cojo -lamentable el hecho de no haberle dado un mayor protagonismo-, El Mimbre, Trini España, Ana María Bueno, Rafael el Negro, Caracolillo, Manuela Vargas...

Nos quedamos con tres o cuatro cosas, detalles, los tangos de Campallito, el romance de Hiniesta Cortés y, sobre todo, la lección que imparte Matilde Coral sobre el baile en uno de los vídeos que se pusieron. Pocas cosas se le pegaron a Rafaela Carrasco, que como baila demasiado contemporáneo, casi se le ha olvidado cómo se mueve una bata de cola. Ahora, ella y la bata salieron guapísimas. Al final, el escenario se llenó de artistas para poner la guinda a la fiesta.

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