En su tiempo fue un "sabadista irredento" y luchó hasta donde pudo desde la mesa de oficiales por lograr que su hermandad desembarcara en la nómina del Sábado Santo. Hoy día, enterrado por obra y gracia del arzobispo Asenjo el debate sabatino, la hermandad de la Resurrección se plantea nuevos horizontes. Después de 30 años de convivir con la tinieblas en un horario provisional, la cofradía de Santa Marina podría ver la luz.
-¿Se juega mucho la hermandad de la Resurrección en el cabildo de este sábado?
-Lo único que se juega es su tranquilidad, la capacidad de tomar una decisión colectiva acerca de cuál es el sitio donde queremos ubicar a la cofradía. Dado que las circunstancias actuales (los actores que ahora mismo están en cartel, la situación litúrgica y los nuevos estatutos del Consejo) nos impiden a todas luces hoy por hoy entrar en el Sábado Santo y que llevamos una serie de años hablando del horario tan intempestivo de la cofradía -por muchas cosas: por el frío, las calles mojadas, inseguridad, falta de sueño, etcétera-, hemos creído llegado el momento de poner sobre la mesa las posibilidades horarias que hay de hacer la estación de penitencia el Domingo de Resurrección. Se trata de decidir entre quedarnos como estamos o fijar la salida a las 8.30 de la mañana.
-¿Llega la hermandad muy dividida a este cabildo?
-No, no, no. Siempre es bueno que en un tema tan importante como puede ser la ubicación de la cofradía el tema esté polarizado puesto que nada más que se barajan dos posibilidades. Lo que quizás no comparta son los criterios que algunos hermanos están utilizando para defender una postura u otra. La junta de gobierno, en cualquier caso, no se ha manifestado ni va a defender ninguna postura concreta, sino que se va a limitar a exponer las dos posibilidades horarias.
-En caso de retranquear la salida a un horario menos intempestivo, ¿por qué se escoge el salir a las 8.30?
-Uno de los errores principales que manejan algunos hermanos es el de decir que trasladamos la estación de penitencia a la mañana del Domingo de Resurreción, cuando en realidad, si se cambiara la salida a las 8.30 horas, estaríamos en la calle una gran banda de tiempo del que ahora mismo estamos en la calle. Salvo tres horas por delante o tres por detrás, la estación de penitencia se desarrollaría en su mayor parte en el horario actual. Simplemente estamos hablando de un cambio de hora, no de día. Lo de salir a las 8.30 es la única posibilidad que tenemos, ya que estaríamos condicionados al horario de entrada en la Catedral una vez que acabe la misa de Resurrección, a la una del mediodía.
-¿Qué argumentos utilizan los hermanos más inmovilistas para negarse a cambiar de horario?
-Si le soy sincero, no me atrevo a manifestar ningún criterio concreto, porque a mí lo que me llegan son rumores, bulos. Ellos hablan de la tradición, defienden que aún existe la posibilidad de incorporarnos al Sábado Santo en tiempos no muy lejanos. Cada hermano tiene una idea y un criterio distinto. Y, precisamente, en este cabildo lo que pretendo es que valoremos la situación real y que aunemos criterios.
-Entonces, va a ser verdad que todavía hay mucho sabadista en la hermandad...
-Hombre, la reivindicación de la hermandad de incorporarse a la nómina del Sábado Santo ha sido histórica desde nuestra fundación. Llevamos treinta años con esa lucha. Lógicamente, hay muchos hermanos, sobre todo de los antiguos, yo entre ellos, que hemos luchado por esa meta. Lo que pasa es que ahora hay que ser sensatos y reconocer la imposibilidad hoy día de alcanzar ese deseo. Y eso no significa ninguna frustración. Estamos hablando de un día al año; la hermandad sigue viva los restantes 364 días.
-Que si charcos, que si motos cruzando el cortejo... Su hermandad recurrió a jugar un cierto papel victimista ante el Consejo para reclamar su inclusión en el Sábado. Si ahora los hermanos, desde su libertad, deciden mantener la salida de madrugada, supongo que ya no habrá más excusas.
-No cabe ninguna duda de que el horario que actualmente ocupamos no es cómodo ni agradable. Es un horario incluso hasta peligroso en algunos aspectos por cuestiones de tráfico incontrolado. Éste es un criterio que también tendremos que asumir todos. Si la decisión es permanecer en el horario actual, eso conlleva riesgos e incomodidades y una ubicación que no es la más propia para hacer estación de penitencia.
-Y para colmo, hay quien quiere resucitar el fantasma de que les podrían quitar las túnicas si cambian de horario.
-Cuando yo le he planteado esta inquietud a algún miembro de la jerarquía de la Iglesia hasta se me ha sonreído. El hacer estación de penitencia con el hábito nazareno es un derecho que tenemos adquirido tanto por el decreto de erección de la hermandad, como por las Reglas y hasta por las Normas Diocesanas de la Archidiócesis. Esta duda que algunos hermanos, muy pocos, se plantean se puede resolver muy fácilmente: basta con entrar en internet para localizar más de 30 hermandades de la Resurrección de toda España que hacen estación de penitencia en la mañana del Domingo de Resurrección con su hábito nazareno. En Jaén y en Málaga, por ejemplo, es el Consejo de Hermandades de la localidad el que organiza esta procesión con representaciones de nazarenos de todas las hermandades. En nuestros planes, sin embargo, no está el de llevar representaciones. Quizás el sevillano de lo que más necesitado está es de saber que todo tiene sentido gracias a la resurrección y que hay una hermandad en Sevilla que sale a la calle para hacer apostolado, y más en este Año de la Fe.
-¿Qué ventajas le reportaría a la cofradía cambiar su actual horario?
-Quizás asumir definitivamente algo que nos está costando mucho y que en realidad es un diamante sin pulir. Cuando veo estos vídeos de otras localidades y veo el Domingo de Resurrección tan maravilloso con los palcos y la gente en la calle, me da un poco de pena que no seamos capaces de hacernos dueños del Domingo de Resurreción. Creo que ya va siendo hora de que la hermandad de la Resurrección se adueñe de su día.
-¿Cómo les recibirá la Carrera Oficial?
-Yo no creo que entrando en la Carrera Oficial a las doce de la mañana nos vayamos a encontrar la Campana con todas las sillas apiladas, entre otras cosas porque, como miembros de la Iglesia y del Consejo reconocen, podría ser una entrada multitudinaria. Y que el público se agolpe alrededor de sillas apiladas sería un riesgo. Las opciones pueden ir desde que nos encontremos que no hay nada puesto a que todas las sillas de la Campana puedan estar montadas. Llegado el caso yo lucharía por lo segundo.