El doble arco de herradura que adorna una de las ventanas de la ermita de Nuestra Señora de Valme simboliza la nueva puerta de entrada al Hospital de Valme. Se trata de una escultura de bronce "dedicada a todos los que han hecho posible los 25 años del centro, y a los que todavía están por llegar".

Con estas palabras, el gerente del Valme, Laureano Fernández, presentaba la obra de Olegario Martín, profesor de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla. La escultura, que desde ayer luce en la entrada principal, es un homenaje a los 25 años de éxito que el hospital ha ido acumulando a lo largo de su historia. Según explicó el autor, sus cuatro metros de alto por 1,35 de ancho se organizan para reconocer la calidad humana de los profesionales, que se expresan con una mano y una cabeza conectadas a modo de tragaluz.

Asimismo, el doble arco de herradura se ha colocado a ras de suelo para que sea una puerta de entrada al hospital más y pueda ser transitada por sus usuarios. "El primer arco acoge y protege, invitándonos a penetrar en la obra y experimentarla de tú a tú, tocarla y sentir el calor del bronce. El segundo dialoga con el espacio exterior a modo de balcón abierto", apostilló Martín.

La ojiva, además, ha sido concebida para que converja en un capitel y una columna que se han transformado en la Vara de Asclepio, dios de la curación de la medicina griega y símbolo actual de la medicina. El capitel, a modo de bastón, alude a la dificultad que encuentra la ciencia para resolver los casos clínicos más complicados.

Más metáforas: sobre la columna central se enrosca una serpiente que representa la vitalidad, la sabiduría, el rejuvenecimiento, la fertilidad y la salud. Precisamente, el doctor Javier Ortiz disertó sobre la vinculación de este reptil con la medicina en el acto previo a la inauguración de la escultura. El facultativo repasó cómo los artistas han recurrido desde los ancestros a la serpiente como metáfora "del bien y del mal. De la salud y de la enfermedad. De hecho, se ha demostrado que este reptil segrega una serie de mucopolisacáridos que aceleran el proceso de cicatrización", añadió.

Para cerrar el acto, el gerente de Valme agradeció la labor de Ignacio Gómez Torrero, pediatra del Valme, Enrique Acosta, profesor de Bellas Artes y el mismo Olegario Martín "por su colaboración desinteresada en el proyecto. Ellos fueron los que apostaron por él desde el principio". Por último, expresó su satisfacción de ver el salón de actos lleno "un viernes al mediodía". De ahí que insistiese en que la escultura "está dedicada a lo realmente diferenciador en nuestras organizaciones: las personas".