Cultura

El IAPH le saca los colores a Murillo

El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) ha terminado la restauración de la obra de Bartolomé Esteban Murillo 'Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos', lienzo procedente del Hospital de la Caridad de Sevilla, tras 16 meses de trabajo. Tras pasar por una exposición en el Palacio Real de Madrid, volverá a su ubicación original.

el 15 sep 2009 / 16:30 h.

El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) ha terminado la restauración de la obra de Bartolomé Esteban Murillo 'Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos', lienzo procedente del Hospital de la Caridad de Sevilla, tras 16 meses de trabajo. Tras pasar por una exposición en el Palacio Real de Madrid, volverá a su ubicación original.

Los técnicos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), con su jefe del centro de intervención a la cabeza, Lorenzo Pérez del Campo, no dudaron en calificar de "auténtica obra maestra" la 'Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos' que ha estado en sus manos los últimos 16 meses.

Objeto de codicia por parte de los militares franceses que saquearon la ciudad durante la invasión napoleónica -el cuadro fue expoliado y llevado a Francia-, la azarosa vida de esta pieza procedente de la iglesia de San Jorge del Hospital de la Santa Caridad de Sevilla ha recibido un tratamiento definitivo que le ha devuelto "la categoría de obra de arte".

La consejera de Cultura de la Junta, Rosa Torres, presentó el jueves el resultado de los trabajos de retauración en este imponente Murillo sevillano, y explicó que la prioridad durante la intervención ha sido "recuperar la atmósfera" de la obra, para lo que "se ha tocado lo mínimo" el cuadro en un trabajo que ha calificado de "minucioso". Murillo representa en un primer plano de la obra a Santa Isabel de Hungría rodeada de leprosos a los que cura con sus propias manos asistida por varias damas, cuyos elegantes trajes contrastan la pobreza y el dolor de los enfermos.

En un segundo plano, y bajo un pórtico, se observa a la santa dando de comer a los pobres, lo que Pérez del Campoquiso definir ayer, en una minuciosa y didáctica explicación, como "el cuadro dentro del cuadro", una técnica que ya utilizó Velázquez en Las Meninas.

Asimismo, el historiador se detuvo en analizar cómo esta pintura representa las diferentes clases sociales del siglo XVII en los personajes que la componen: tres en el ámbito de la nobleza (Santa Isabel y las dos doncellas), la iglesia a la sombra, escrutando el ejercicio de la caridad (la monja que les asiste en el fondo) y el pueblo, representado en los cinco enfermos de la parte baja del cuadro.

"Este cuadro tiene un fuerte sentido cabalístico, y los números elegidos no son por azar", explicó Del Campo, que puso como ejemplo a los cinco mendigos, "que representan las cinco llagas de Cristo, como símbolo del sufrimiento de los pobres". Este carácter simbólico se ve reforzado en detalles como la palangana que utiliza la santa para curar las heridas de un enfermo en la cabeza, que evoca el acceso a la Iglesia a través del bautismo; así como el arcón en el que se apoya, "trasunto del arca de la alianza".

Todo ello fue representado por el pintor sevillano por excelencia con unos "excelentes materiales", según dijo también la restauradora Amalia Cansino, encargada de los trabajos, que afirmó que "sólo la mano del hombre" ha producido las alteraciones que presentaba el lienzo, por lo que si hubiese permanecido en el Hospital de la Caridad, en vez de haber realizo su extenso periplo desde que fue expoliado "el proceso de restauración habría sido menos profundo".

Así, Cansino desveló que, durante estos viajes, el cuadro sufrió un accidente que afectó a la parte baja del cuadro, "al ser la zona donde recae todo el peso", y además, faltaba pintura en algunas áreas por haberse mojado, posiblemente al cruzar un río. Tras todos estos avatares, regresó a la ciudad en 1939 procedente del Prado y desde entonces se expone en el primer altar de la iglesia.

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