Cultura

El Niño Jesús del Sagrario saldrá recién restaurado este Corpus

El IAPH devuelve la talla a la Archicofradía tras recuperar y consolidar la pintura. Sigue sin averiguarse por qué no se encargó Martínez Montañés de sus primeros arreglos

el 27 may 2013 / 19:30 h.

La talla del Niño Jesús del Sagrario de la Catedral de Sevilla, imagen de Martínez Montañés que cada año procesiona en el Corpus Christi, ya está restaurada y lista para salir a las calles de la ciudad este jueves. El Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) devolvió ayer la escultura a su propietaria, la Archicofradía Sacramental del Sagrario, tras ocho meses de trabajos de investigación y recuperación, que aseguran su conservación para las próximas décadas. Toda una garantía después de que el pasado año esta obra, máximo exponente del Barroco sevillano, tuviera que ser intervenida de urgencia horas antes de procesionar debido al enorme deterioro que sufría y al riesgo inminente de desprendimientos de la policromía. La imagen del Niño Jesús del Sagrario ha sido restaurada por el IAPH. J.M. Paisano (Atese) La imagen del Niño Jesús del Sagrario restaurada J.M. Paisano (Atese) El acto de entrega se realizó en la sala capitular de la seo hispalense, y a él acudieron la directora general de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura, Elia Maldonado; el deán del Cabildo catedralicio, Francisco Ortiz; y el presidente de la Archicofradía del Sagrario, Ignacio Sánchez-Blanco Parody. La responsable de esta restauración en el IAPH, Teresa Real, fue la encargada de explicar en qué ha consistido esta delicada operación, que como suele ser habitual, ha estabilizado los componentes materiales de la pieza, eliminando aquellas rehabilitaciones anteriores –la última data de los años 80– que distorsionaban el aspecto de la escultura debido a lo inapropiado de las técnicas aplicadas. Los trabajos se han centrado en la conservación de la policromía, con la eliminación de los repintes, barnices degradados y la suciedad superficial. También se han tratado las patologías que padecía la madera y se ha unido una de las borlas metálicas que estaba desprendida de la zona del cojín. Este Niño Jesús, que ayer exhibió al desnudo la maestría de Martínez Montañés, es una escultura de bulto redondo tallada en madera –salvo las manos y antebrazos, que son de plomo– y se encuentra policromada al óleo en las encarnaciones y cabellos. La peana está estofada al óleo y cincelada con motivos vegetales. En 2010 el IAPH ya realizó un primer estudio de diagnóstico de la escultura, advirtiendo de su mal estado, tarea que en 2012 pudo continuar con el encargo de restauración por parte de su titular. Los técnicos de Cultura no sólo han recuperado el esplendor de la pieza, sino que han realizado una trabajo de documentación al respecto y que repasa la historia de esta talla, desde que el 30 de agosto de 1606 se firmara con Martínez Montañés el contrato para la confección de la imagen, que en 1607 fue policromada por Gaspar de Ragis. En 1629, 22 años después, se acometió la primera intervención en la obra, sustituyendo las manos del Niño Jesús de madera por otras de plomo, en las que se varió algo la posición de estas extremidades. Esta superposición de materiales obligó a cambiar la policromía, de lo que se encargó el pintor Pablo Legot. De hecho, esto ha impedido recuperar la primera capa de color original. Los expertos del IAPH barajan como hipótesis que las manos originales sufrieran algún desperfecto, lo que llevó a sustituirlas. De otro lado, el IAPH concluye que el daño sufrido por la escultura no se debe sólo al paso del tiempo, sino a la manipulación que ha sufrido la talla debido a su uso para el culto y la procesión. Otras incógnitas se quedan de momento sin respuesta, como por ejemplo por qué esa restauración no la realizó el propio Martínez Montañés, que además era hermano de la Archicofradía. En cuanto al presupuesto, el presidente de la corporación no quiso desvelarlo porque “todavía no está cerrado” si bien apuntó que el IAPH les ha hecho “un precio muy bueno” por debajo del coste real de la intervención. Esta operación se hubiera llevado casi la mitad del presupuesto de la hermandad, si no fuera por el patrocinio de la Real Maestranza de Caballería y las aportaciones de sus hermanos.

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