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El imaginero de Carmona descansa en San Francisco

Los restos del imaginero Antonio Eslava descansan ya en la Capilla de San Francisco de Carmona. Cuando se cumplían 25 años de su muerte. Sus restos fueron trasladados desde el Cementerio San Teodomiro.

el 15 sep 2009 / 03:51 h.

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Los restos del imaginero Antonio Eslava descansan ya en la Capilla de San Francisco de Carmona. Cuando se cumplían 25 años de su muerte, ayer sus restos fueron trasladados desde el Cementerio San Teodomiro gracias a una iniciativa de la hermandad de Las Angustias, de la que era miembro.

La populosa barriada de San Francisco vivió ayer un día de fiesta. El imaginero era el autor del Cristo del Sagrado Descendimiento y también del resto del grupo escultórico del paso de misterio.

El empeño demostrado por la corporación desde hace meses consiguió dar su fruto y que descanse ya en la que fue su casa. Se trata de uno de los imagineros más importantes de todo el siglo XX en Andalucía, y sin duda el más renombrado de Carmona.

Para ello, ayer, aniversario del fallecimiento del creador, se produjo el traslado de los restos desde el cementerio a la capilla, que es también la sede de la cofradía. Sobre las 12.30 horas se celebró una eucaristía, a la que estaban invitadas todas las hermandades para las que el artista realizó alguna de sus imágenes titulares.

Tras la celebración de la acto religioso, se firmó el acta de inhumación y se procedió a la colocación de los restos bajo la imagen de San Francisco, titular de la capilla, tal y como se había pactado.

Fue un homenaje póstumo para este hombre tan querido y reconocido en su pueblo. El homenajeado se caracterizó por seguir la estela de su maestro Castillo Lastrucci, aunque fue un innovador en la realización de dolorosas en la escuela de Sevilla, empapándose de la originalidad creativa del murciano Francisco Salzillo, de quien extrajo el realismo en las expresiones y también el gusto por la belleza estética.

El imaginero nació en Carmona el 13 de mayo de 1909 y murió a los 78 años en el antiguo Hospital de la Caridad. En varias ocasiones, la hermandad intentó trasladar sus restos, pues era hermano de la corporación desde su niñez, para la que trabajó desprendidamente. De hecho, cuando falleció, como no contaba con parientes próximos, sus amigos, una familia y la propia hermandad se hicieron cargo de su sepultura.

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