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El IVA que viene y el dinero que se nos va

El sábado entran en vigor los nuevos tipos del IVA, que pasan del 8% al 10% y del 18% al 21%

el 30 ago 2012 / 07:36 h.

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Con el dilema generalizado de qué hacer, si subir los precios y exponerse a ahuyentar un consumo ya de por sí de capa caída, o no repercutir el aumento del IVA al menos hasta que se diluya esa sensación de cómo van a soportar este nuevo lastre los bolsillos, este sábado entrarán en vigor los nuevos tipos de este impuesto. Los productos gravados con un tipo superreducido (4%) -básicos como pan, leche, huevos, fruta, verdura, libros y medicamentos- se mantendrán inalterados, aquellos con un IVA reducido pasarán del 8% al 10%, mientras que el tipo general escalará del 18% al 21%, tres puntos porcentuales, que no un 3%, y esto es importante, porque la escalada en porcentaje se traduce en un 16,6%.

Bajo este telón de fondo, analizamos junto al profesor del Instituto Internacional San Telmo José Miguel Amuedo por qué se ha adoptado esta decisión, qué impacto tendrá sobre las cuentas públicas y sobre el consumo de las familias y en qué posición nos deja respecto a nuestros socios europeos. Pinceladas para enmarcar el nuevo escenario que, a partir del 1 de septiembre, se nos presenta.

VÍA RÁPIDA DE INGRESOS

El IVA y el IRPF son los dos impuestos que, por excelencia, tienen la mayor capacidad recaudatoria para las arcas públicas. Se estima que cada punto de subida del IVA -que grava el consumo sin discriminar el nivel de renta- aporta una inyección de 3.500 millones de euros. Al no ser un gravamen progresivo, es la solución más fácil para aumentar los ingresos por la vía rápida. La última vez que se tocó este impuesto fue en 2010. A partir del 1 de julio de ese año el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero mantuvo el tipo superreducido en el 4%, aumentó el tipo reducido en un punto (del 7% al 8%) e incrementó el tipo general al 18% desde el 16% anterior.

LO QUE MÁS SUBE

Al margen del aumento del IVA, llama la atención el trasvase de bienes de un tipo a otro, sobre todo los que estaban bajo el paraguas del superreducido (4%) y reducido (8%) que pasarán a estar gravados en apenas dos días con el 21%. Es el caso del material escolar (antes en el 4%) con la excepción de álbumes, mapas, partituras y cuadernos de dibujo. En este supuesto el alza es del 425%. O también de los servicios de floristería, espectáculos, conciertos, cine, teatro, toros, gimnasios, servicios funerarios, dentistas, peluquerías o televisión digital, que pasan del 8% al 21%, y se traducen a un incremento del 162,5%.

¿CONSECUENCIAS?

A falta de un tiempo prudencial para calibrar todo su impacto, la primera reacción y "la más razonable que se puede esperar" será una bajada del consumo, aunque unos productos y servicios lo notarán más que otros, precisa el profesor Amuedo. No en vano, hay consumos de los que no se puede prescindir y otros, más vinculados al ámbito cultural y de ocio, que sí pueden sufrir más. Junto a ello, se puede alentar -advierte- la mala práctica extendida de no pedir factura y, por tanto, que se alimente aún más la economía sumergida. No obstante, confía en que cuando la actividad económica se normalice y el crecimiento regrese (algo que no se espera hasta 2014), los ciudadanos volverán a consumir y se logrará aumentar la recaudación.

CONDICIONANTES

De todos modos es muy difícil discernir qué parte de la esperada contracción del consumo se deberá al alza impositiva y qué parte responderá al cambio de hábitos de los más de cinco millones de parados que contabiliza el país. No se puede achacar únicamente a uno de esos factores y, según evolucione el paro, será más suave el descenso del gasto.

COMPRAS ANTICIPADAS

Con la salvedad comentada, si nos remontamos a 2010 con la anterior alza del IVA, sí se constató un anticipo de las compras, recuerda Amuedo, aunque de aquellos bienes de carácter duradero y mayor desembolso como coches o electrodomésticos, pero cuya adquisición estuviera ya prevista. "Merece la pena solo si teníamos pensado comprarlo", asevera Amuedo. Hay empresas que, por ejemplo, han hecho acopio de materias primas necesarias para sus procesos de producción durante un año. "El IVA supone un coste para el consumidor, no para el empresario, en la medida en que éste lo repercuta".

¿REPERCURTIR SÍ O NO?

Asistimos en las últimas semanas a campañas de grandes firmas de distribución asegurando que no repercutirán el IVA en todos o algunos de sus productos. Para José Miguel Amuedo se trata de una campaña a todas luces temporal, puesto que de lo contrario recortaría sus márgenes y hay casos, como la distribución, en los que éstos son muy pequeños, de apenas el 3% o 4%. El dilema está en los pequeños, que no quieren espantar a la clientela.

FACTURAS PREVIAS

No está demasiado claro cómo se actuará con aquellas compras realizadas a plazos antes de la entrada en vigor del nuevo IVA. Miguel Sánchez, presidente del Consejo de Turismo de la patronal CEA, uno de los sectores que más teme el impacto del cambio después de mantener durante cinco años los precios congelados y ver cómo han aumentado del orden del 27% los costes de explotación, considera que los contratos ya firmados "en mi opinión, los tendremos que asumir los empresarios", pero abre la decisión al criterio de cada empresa. De hecho, la ley no obliga a respetar el IVA anterior cuando tenga que abonar la cuota mensual de una compra a partir de septiembre.

SOCIOS EUROPEOS

A finales de 2011 solo Chipre y Luxemburgo podían presumir de tener un IVA más bajo que el español. Con la crisis, los países, especialmente los intervenidos, lo han incrementado. España se sitúa, con el 21%, en la media de sus socios. Otra tendencia seguida por algunos vecinos como Portugal ha sido la de dejar sin uso el tipo reducido y pasar a gravar todos los bienes y servicios con un tipo general.

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