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El jubileo al final del camino

Las hermandades ganan en lucimiento en las presentaciones gracias al desdoblamiento del acto en el primer Año Jubilar.

el 18 may 2013 / 23:28 h.

Presentacionesenlaermita21Objetivo cumplido. El desdoble de las presentaciones, adelantando al viernes la de las 30 últimas filiales, permitió que la segunda parte de este primer acto oficial de la romería del Rocío terminara un par de horas antes de lo que ya se había convertido en habitual. Así, en lugar de desarrollarse a lo largo de doce horas, desde el mediodía, tras rezar el Ángelus, hasta cerca de la medianoche, justo antes de comenzar el rezo del Rosario de Almonte, las hermandades terminaron de pasar por la puerta de la ermita en torno a las 21.30 horas. Y eso que todas habían podido pasar con más calma que otros años y recrearse con sus Simpecados frente a frente a la Blanca Paloma, el primero de los requisitos para lograr el jubileo en el primer Año Jubilar Mariano. Las bajas temperaturas –con una máxima de 16 grados en las horas centrales de la jornada– y el viento constante se aliaron también con los almonteños que formaban la amplia representación de la Matriz para hacer más llevadero este largo acto, y con el público, de modo que este año, en lugar de buscar los escasos huecos de sombra, la mayoría agradecía estar al sol, cuando las nubes no lo cubrían. La presentación de dos nuevas hermandades, junto con sus madrinas, y las de San Juan del Puerto, con Huelva, por su primer centenario, además de la del bicentenario de la hermandad de Triana aportaban el resto de novedades a esta cita, la más vistosa y colorida de toda la romería, a pesar de que ayer eran imprescindibles los ponchos y las chaquetillas para resistir el frío. “¡Que la Virgen os dé fuerza para otros 200 años!”, deseó la Matriz a través de la megafonía a la filial trianera después de su sobrecogedora presentación. Y es que la carreta de Triana, exornada con las flores propias del Parque de Doñana, entre las que destacaban los abundantes lirios silvestres que habían ido recogiendo los peregrinos, tal como, suponen, hacían los primeros romeros trianeros, subió la cuesta abrazada por sus peregrinos. Nadie quiso apartarse de la rueda o el buey junto al que habían hecho todo el camino que terminaba justo en este punto. El empuje de la hermandad arrolló a parte de la representación almonteña, que, pese a las quejas por las incomodidades iniciales, supo, después, premiar el cariño y la devoción de estos rocieros. Triana llegaba ayer por segunda vez ante la Blanca Paloma en este año. En febrero, y precisamente con motivo del bicentenario fundacional de la hermandad, la carreta de plata con el milagroso Simpecado visitó a la Virgen en Almonte, donde la Reina de las Marismas ha pasado los últimos nueve meses, en su peregrinación por la Candelaria. Pero también la corporación ha pasado en el último año por un proceso electoral que fue anulado por el Arzobispado de Sevilla, ha tenido una junta provisional y convocado unas nuevas elecciones a las que, finalmente, solo se presentó una candidatura, la de Ángel Rivas. Montado en su caballo, el nuevo hermano mayor llegó hasta la puerta de la ermita. Visiblemente emocionado, se apeó y se fundió en un abrazo con el presidente de la Matriz. Juan Ignacio Reales, como también había hecho con Villamanrique, se adelantó unos pasos de su ubicación para recibirlo y tuvo a Rivas cogido por los hombros durante un largo rato. El himno, la Salve, primero rezada, al modo de Almonte, después cantada, en su versión trianera y, continuación, ese “aquí estamos otra vez, para decirte que te queremos otra vez...” con el que los peregrinos le rinden pleitesía a la Blanca Paloma, con los sombreros en alto, y que fueron repitiendo los cientos de peregrinos que iban pasando en un compacto río y a los que, tras un forcejeo con los colaboradores en la organización del acto, el párroco de Almonte y el Reales invitaron a su bir como hacían todos los años salvo en 2012. Y es que esos 200 años significan mucho y la emoción que reflejaban los rostros, llenos de polvo, no dejaban lugar a duda. En Triana se quiere mucho a la Virgen del Rocío. El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, acompañado por el delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, además del delegado del Distrito Triana y peregrino de la hermandad, Francisco Pérez, formaron parte de la comitiva. Minutos antes se había sumado a la representación de la Matriz el hermano mayor de la hermandad de la Redención, José Antonio Moncayo, corporación penitencial que este año ha conmemorado las bodas de oro de su hermanamiento con la Matriz. Aunque a través de la megafonía se invitó a todas las hermandades a agrupar su cortejo y aligerar el paso, además de solicitar a los peregrinos que se colocaran detrás de las carretas de los Simpecados, Almonte vivió con calma las presentaciones pausadas de todas las filiales. “Las primeras suelen ser más lentas, pero después se aligera el ritmo”, explicaba el presidente de la Matriz. No en vano las primeras, las más antiguas, hasta Huelva, son las que más peregrinos aglutinan. Pero no son las únicas que pasan con todos sus carros, carretas y caballería. Presentacionesenlaermita3El mismo clima reinó en la presentación de Villamanrique, este año sin sobresaltos. Sin impedimentos, los peregrinos arroparon su carreta hasta la misma puerta de la ermita. Exornada con rosas rojas y paniculata y la cinta roja que enlaza la yunta de los bueyes con el palio, la carreta subió con fuerza acompañada por las palmas de sus peregrinos y los toques de los tamborileros del pueblo. Rezo y canto de la Salve, vítores compartidos, tras el primer himno que interpretó, como desde hace 27 años, la Banda Municipal de Huévar. Muchos coincidían en la hermandad en que había sido la mejor presentación en muchos años. Pero su vicepresidente, José Domínguez Ponce, no tenía duda. Para él, había sido “la mejor”. Y es que, más allá de las formas y los detalles, era la primera que hacía con su pequeño Pepe en brazos. Le siguieron Pilas, con la hermandad del Principado de Asturias, mientras el helicóptero de la Guardia Civil custodiaba desde el cielo, sobre la marisma. El público alabó el exorno floral de La Palma de Condado, también en tonos rojos, cuyos bueyes, sin dificultad, se postraron de rodilla bajo la concha del peregrino que remata la puerta principal del santuario. Los carreteros de Moguer, en cambio, se lamentaron de no lograr que las bestias se quedaran quietas y de rodillas, como han hecho siempre. Terminada la presentación, tuvieron que cambiar la yunta. Le tocaba después el turno a Sanlúcar de Barrameda que este año presentaba a su ahijada Chipiona, que en febrero obtuvo el reconocimiento como filial. Juntos, los dos Simpecados se presentaron ante la Virgen. “¡Qué bonito!”, exclamaba el público. “En el Año Jubilar, una alegría doble para la hermandad de Chipiona”, felicitaban desde la megafonía. De la misma forma, al caer la tarde, El Cerro del Águila llevaba de la mano a la Castrense hasta la Reina de las Marismas. Umbrete y Coria del Río, con mucha menos gente que otros años, antecedían a Huelva. La carreta de la filial más numerosa, exornada con originales guirnaldas de flores que rodeaban los varales delanteros, y los peregrinos de la capital onubense, que normalmente gritan con palmas al compás: “¡Huelva, Huelva!”, cedieron el protagonismo a su ahijada, San Juan del Puerto, la hermandad número 10, que está celebrando su primer centenario. Y así hasta 83 filiales pasaron por la puerta de la ermita en la jornada del sábado. Fueron 30 menos que el año pasado, porque en el Año de la Fe, en el primer Año Jubilar Mariano en El Rocío, la romería estrenaba un nuevo modelo de presentaciones, desdoblando en dos jornadas lo que en los años 60 se convirtió en un acto de un día completo.

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