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El juez ve indicios de malos tratos en el caso del cura de Isla Mayor

Las supuestas agresiones del párroco de Isla Mayor a una mujer embarazada pueden tratarse de un caso de violencia de género. Así lo considera el juez de Coria, que ha determinado remitir la causa a los juzgados de Coslada, donde reside la víctima, que se negó a declarar ante el juez, al igual que el cura.

el 16 sep 2009 / 04:11 h.

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Las supuestas agresiones del párroco de Isla Mayor a una mujer embarazada pueden tratarse de un caso de violencia de género. Así lo considera el juez de Coria, que ha determinado remitir la causa a los juzgados de Coslada, donde reside la víctima, que se negó a declarar ante el juez, al igual que el cura.

Las diligencias practicadas hasta ahora por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Coria indican que la supuesta agresión por parte del párroco de Isla Mayor, Manuel Esono (ahora suspendido), a una mujer embarazada puede tratarse de un caso de violencia de género.

Por este motivo, el juez que llevaba el caso ha decidido inhibirse y remitirlo a los juzgados de Coslada (Madrid), localidad en la que reside la supuesta víctima, según informaron fuentes judiciales. La decisión del juzgado se debe a que la Ley Integral contra la Violencia de Género establece que el juzgado competente para llevar el caso es el del lugar de residencia de la víctima y no el de la zona donde hayan ocurrido los hechos, como sucede con el resto de delitos.

Ahora las diligencias pasarán al juzgado con competencia en violencia de género de Coslada, que podría plantear una cuestión de competencia ante el Tribunal Supremo, si considera que el caso no debe ser suyo por algún motivo. Asimismo puede ocurrir que en el transcurso de la investigación el juez de Coslada determine que, como mantienen tanto el párroco como la mujer, existe una relación de parentesco entre ellos, lo que provocaría que el caso volviera a Coria y se instruyera como violencia doméstica.

Hasta ahora las únicas pruebas que hay son el parte de lesiones del centro sanitario en el que fue atendida la mujer y el atestado de la Policía Local, que cuando llegó a la casa del párroco encontró a la mujer tirada en el suelo. Ella se ha negado a declarar ante el juez, que la citó el pasado martes. Manuel, que ha sido asistido por un letrado de oficio, tampoco quiso declarar tras pasar a disposición judicial, acogiéndose a su derecho a negarse a prestar testimonio.

Los hechos ocurrieron la noche del 4 de junio. Fueron los vecinos quienes llamaron a la Policía Local al escuchar gritos y golpes en el interior de la casa anexa a la iglesia de San Rafael, donde vive el párroco, natural de Guinea Ecuatorial. Los agentes fueron a la vivienda y, tras intentar sin éxito que el cura abriera la puerta, decidieron derribarla. Una vez dentro, vieron a Manuel de pie junto a una mujer, también de raza negra, postrada en el suelo y con varias heridas. El cura fue detenido y tras pasar a disposición judicial quedó en liberad con cargos.

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