Imagen de la sesión del jueves, con José Antonio Bosch en plena declaración / Manuel Gómez El juicio para la calificación del concurso de acreedores del Betis vivió ayer su última sesión, a la espera de que un perito practique la prueba pericial solicitada Luis Oliver. El experto es Julio César Calvo Malvar y tiene hasta el día 23 para hacerlo. Si las partes quieren interrogarlo, sería el 31 (a las 9.30 de la mañana). El juicio quedará entonces visto para sentencia que debe emitir Eduardo Gómez, que lleva el caso en el Juzgado de lo Mercantil número 1. La defensa del Betis no admite esa prueba de Oliver. El club se basa en que Calvo es parte interesada en el procedimiento porque auditó las cuentas del Betis en las campañas 08-09 y 09-10, con Lopera aún al frente de la entidad. La última sesión, la segunda dedicada a las conclusiones, se abrió precisamente con el Betis. Su representante pidió que de la era Oliver sólo sean inhabilitados el propio Oliver, Ángel Vergara y los expresidentes José León y Jaime Rodríguez Sacristán. La defensa de Farusa pidió la absolución de su representada y criticó a los administradores concursales. También achacó todos los problemas económicos del club, todos, al descenso de 2009 y repitió una antigua cantinela de Lopera: que él y Farusa no son lo mismo. Según el abogado, el auténtico representante de Farusa era Luis Salcedo. También hubo un turno para el abogado del propio Lopera, que lamentó la admisión pública de que los consejeros eran monigotes al dictado de su cliente. Si le dejaban hacer y deshacer sería que tan mal no lo estaba haciendo, alegó para justificar su conclusión de que la gestión no fue dolosa. También presentaron sus conclusiones los dos expresidentes implicados. La abogada de León argumentó que su cliente no tenía conocimientos suficientes para ser responsable de la gestión y que fue él quien pidió a Lopera que dejase entrar aire nuevo en el gobierno del club. Rodríguez Sacristán mantuvo que con Lopera sólo era jurista y que no puede ser sancionado por ser presidente en la etapa de Oliver. Este último también intervino. A través de su abogado, obviamente. Su defensa principal fue que redujo el coste de la plantilla y que fichó a Rubén Castro, cosa que no habrían hecho los concursales.