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El juzgado deja en libertad al joven que mató a su padre en Nochevieja

El juzgado dejó ayer en libertad al joven que mató a su padre en la pasada Nochevieja en un chalé de la urbanización Pinares de Oromana, en Alcalá de Guadaíra. La puesta en libertad es posible tras el informe definitivo de la autopsia, según el abogado del acusado.

el 14 sep 2009 / 23:32 h.

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El juzgado dejó ayer en libertad al joven que mató a su padre en la pasada Nochevieja en un chalé de la urbanización Pinares de Oromana, en Alcalá de Guadaíra. La puesta en libertad es posible tras el informe definitivo de la autopsia, según el abogado del acusado.

La orden de libertad para el joven, de 27 años y que en la madrugada del pasado 1 de enero, mató a su padre de varios disparos y cuchilladas tras una discusión, llegó la noche del pasado jueves.

Su letrado, Manuel Salinero, informó a la agencia Efe de que su cliente, A.D.P., dejó ayer mismo la prisión Sevilla-II tras menos de un mes encarcelado y tras depositar la fianza de 12.000 euros que se le impuso. El abogado comentó también que la libertad de su cliente es posible con el informe definitivo de la autopsia y luego de tomar declaración en el juzgado a un forense de la defensa, datos de los que el juez "infiere razonablemente que concurre la eximente de legítima defensa". También fue muy importante el relato de los hechos dado por la madre, la hermana y la novia del acusado.

El parricidio ocurrió hacia las 5.00 horas del Año Nuevo, cuando la víctima, A.D.G., de 57 años, que estaba de baja laboral en su trabajo de maestro por depresión desde hacia mucho tiempo, se enzarzó en una pelea con su hijo por unos petardos que tiraban en la calle.

La alerta fue dada por la propia esposa del fallecido, también maestra de profesión, que reconoció haberse despertado por los gritos y que, cuando se personó en el lugar de los hechos, se encontró a su marido moribundo en un charco de sangre. También relató que encontró sangre en diversas estancias de su domicilio.

Según las primeras investigaciones, el fallecido -que sufría una enfermedad mental y estaba en tratamiento, según confirmó un psiquiatra al juez- salió al jardín armado con una escopeta de caza realizando disparos al aire para asustar a los jóvenes que tiraban petardos para celebrar el Año Nuevo. El hijo declaró que increpó a su progenitor para que dejara de disparar al aire y se enzarzaron en una pelea que se saldó con la muerte del padre quien recibió tres puñaladas, que le alcanzaron en el tórax y en el cuello, y dos disparos.

El parricida fue detenido y puesto a disposición judicial para prestar declaración al día siguiente alegando defensa propia por la situación agresiva en la que se encontraba su padre. Este testimonio fue corroborado por las otras tres personas que se encontraban en la vivienda a la hora del suceso, su esposa, su hija y la novia del joven.

La familia es muy conocida en la ciudad, donde viven desde hacía 30 años, y "nunca había protagonizado un escándalo", según los testimonios de los propios vecinos de la citada calle. Varios de éstos, testigos de los hechos, contaron también que la víctima se puso muy nerviosa al oír los petardos que hacían explotar las personas que celebraban el Año Nuevo en la calle y que sacó la escopeta para asustarlos desde su jardín.

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