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El keniano Leonard Komon revalida su título en el Cross de Itálica

Su compatriota Vivian Cheruyot sorprende al imponerse en la carrera femenina.

el 16 ene 2011 / 15:08 h.

Cheruiyot (c), Masai (d) y Korikwiang.

Leonard Komon fue uno de los últimos en colocarse en la línea de salida. Lo hizo con pausa, se diría que con equívoca desgana. Incluso, a última hora, decidió prescindir del reloj, y se lo lanzó a Linet Masai, que descansaba junto al resto de keniatas en las inmediaciones del módulo del control antidoping. A partir del disparo del juez, ese africano tranquilote, con cara de niño despistado, que el pasado lunes cumplió 23 años, se lanzó al trazado de Itálica como si de conseguir los récords mundiales de 10 y 15 kilómetros en ruta que se embolsó el año pasado se tratara. Actuó con un control total sobre una carrera difícilmente controlable por la extensa nómina de medallistas, varios de ellos también con experiencia, casi siempre amarga, en Itálica.

Las primeras rampas fueron de tanteo (6:09 en los dos primeros kilómetros), hasta que Mathew Kisorio, cuando habían transcurridos 14 minutos, propinó un segundo disparo para que arrancara de verdad la carrera. El terreno estaba perfecto, la temperatura (sobre 18 grados), ideal; para ganar el plato habría que correr más que nunca.El cambio de ritmo fue un latigazo que cogió con el pie cambiado a casi todos. Al que más, al eritreo Teklemariam Medhin, el subcampeón mundial de cross, uno de los más señalados para el éxito tras su excepcional temporada de campo a través. El triple vencedor en Fuensalida, sorprendentemente, ni siquiera tuvo capacidad de reacción para ir de atrás adelante, y se perdió para la carrera. En ese trance anduvo el rey mundial, el también keniata Joseph Ebuya, que quedó en la tierra media entre la terna formada por Kisorio, Komon y el joven etíope Abera Kuma -20 años, decimosexto en el Mundial de cross 2010 en Polonia- y el segundo pelotón, donde el campeón europeo, Sergei Lebid; el subcampeón continental, el español Ayad Lamdasem, Tariku Bekele, dos veces segundo en Itálica, y Hosea Macharinyang trataban de recomponerse. A sus espaldas, Chema Martínez y Sergio Sánchez.

Kisorio, segundo en Fuensalida tras Medhin, segundo el año pasado en Itálica, segundo en los 5.000 metros del Mundial júnior de pista de 2008, repetía la misma estrategia del año pasado, y como si de un espejo se tratara, Komon se le colocó a la espalda, y como hace 365 días, resistió todos los cambios de ritmo de su compatriota, de 21 años. En las piernas de Kuma empezó a asomar el lactato, y cedió metros. Se le adosó Ebuya, con llamativo collar con piezas de marfil y llamativo paso atascado. Por detrás escalaba Macharinyang, tercero en Fuensalida, y Lamdasem ya entraba en el top ten. Kisorio apretaba y apretaba. Si una vuelta (3.500 metros) la cubría en 5:57, la siguiente en 5:51. No daba tregua, no reservaba absolutamente nada, lo ponía todo para intentar quebrar esa especie de maldición que le impide dar ese pequeño pero enorme salto que existe entre el segundo y el primer puesto, más en un cross del nivel de Itálica. Pero Komon no torcía el gesto, impertérrito.

Con la ampliación del circuito, de la contrameta a meta hay varias zonas para posibles emboscadas. Tres repechos y una pronunciada bajada, más el siempre complicado giro a derechas para encarar la recta final. Mateo Kisorio empezó a mirar hacia atrás, consciente de la situación de inferioridad por su gasto energético. Había sido una liebre perfecta para Komon y no estaba ni siquiera para librar un esprint. Al menos, al girar la cabeza, pudo observar que el segundo puesto era suyo. Kuma, Ebuya y Macharinyang estaban a una distancia de 15 segundos.

El atleta de Cheptais (oeste de Kenia) entendió el lenguaje no verbal de su compatriota y apretó el paso, en la última subida antes de desembocar en las inmediaciones de meta ya se sabía ganador. Brazos arriba, Kisorio detrás. La misma foto de 2010, pero el cronómetro quiso poner la nota discordante. Komon había cubierto los 10.800 metros en 30:38, por lo que había necesitado para ganar 36 segundos menos que en 2010. La velocidad no sólo fue de los dos primeros. Macharinyang, Kuma y Ebuya, tercero, cuarto y quinto respectivamente, también batieron el registro con el que ganó Komon el año pasado (31:14).

De las últimas ediciones, sólo el gran ausente -de nuevo y por segundo año por lesión-, Moses Kipsiro, campeón en los dominios de Adriano en 2008 y 2009, ha batido el tiempo del ganador de 2011. Kipsiro ganó su segundo plato, en agónico esprint de foto finish con Tariku Bekele, en 30:37, un segundo menos que Komon ayer. En 2007, el gran Kenenisa Bekele venció con 31:07 sobre su hermano.

El sexto puesto conseguido por Ayad Lamdasem, debutante en Itálica, iguala el que obtuvo Chema Martínez en 2007 como uno de los mejores resultados de atletas españoles en los últimos tiempos. Sexta también fue Alessandra Aguilar, que completó un carrerón, luciéndose en cabeza hasta que las africanas comenzaron su carrera. Su puesto es el mejor de una española desde el quinto de Rosa Morató en 2006.

Si la carrera masculina era, a priori, de difícil pronóstico, entre las chicas Linet Masai, la defensora del plato de 2010, plata en el último mundial de cross y vigente campeona mundial de 10.000, estaba indiscutiblemente llamada a revalidar la corona de laurel al cabo de los 8.000 metros. Pero Itálica suele ser cruel con los favoritos. No en vano, el año pasado el campeón mundial masculino, Gebre Gebremariam, sólo pudo ser sexto; este año, Ebuya quinto. Sólo Kenenisa Bekele ha escapado a esa maldición, a la que la bella Masai sucumbió. Fue batida en los últimos metros por su compatriota Vivian Cheruiyot, la experimentada campeona mundial de 5.000, segunda en Itálica en 2007. Tercera fue Paulin Korikwiang, segunda el año pasado, con lo que Kenia copó, por segundo año consecutivo, los dos podios al completo.

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