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El laberinto para quemar droga

La falta de medios y la lentitud judicial ralentizan el proceso de destruir toneladas de estupefacientes. Los por qués del robo al depósito de cocaína de Málaga.

el 19 nov 2011 / 21:42 h.

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Lo normal es que una gran operación antidroga le llegue al lector con un titular centrado en el número de detenidos, cantidad y tipo de droga intervenida, detalles llamativos sobre el modus operandi de los narcos y una buena fotografía del alijo. ¿Adónde va esa droga después de la foto? ¿Cuál es su recorrido hasta que se destruye? Lo que el ciudadano no suele preguntarse se lo pregunta desde el pasado lunes, cuando se conoció el asalto que sufrió la cámara acorazada del depósito de Sanidad Exterior de Málaga en el que los Cuerpos de Seguridad del Estado envían la droga que intervienen. Allí se analiza, pesa y custodia hasta que se ordena su destrucción. En Málaga, la pregunta tiene más sentido ya que el depósito de la capital también recibe la droga intervenida en el resto de provincias que forman la Jefatura Superior de Policía de Andalucía Oriental (Jaén, Almería y Granada).

Los protocolos que siguen todos los cuerpos de seguridad son idénticos. Independientemente de la cantidad de estupefacientes, la droga se traslada a la comisaría o cuartel correspondiente donde los agentes se encargan de realizar un acta en el que se especifica el pesaje, el tipo de droga, la calidad y característica de la misma, todo ello acompañado de un completo reportaje gráfico. La calidad será determinada por la Policía Científica, que extrae una muestra del alijo para remitirla a los laboratorios de Madrid. Allí se determinarán los porcentajes de concentración de pureza y sustancias de corte. "Este análisis no tiene validez judicial, pero para nosotros es importantísimo", dice un veterano agente de la comisaría provincial.Esa validez de los análisis se obtienen en el siguiente paso del circuito de la droga, en las dependencias que Sanidad Exterior posee en el puerto de Málaga. Una vez que los cuerpos policiales han finalizado sus protocolos internos, solicitan a los funcionarios de Sanidad Exterior una cita para trasladar los alijos intervenidos. Esas citas no suelen ser inmediatas porque es el punto del circuito en el que la burocracia comienza a atascarse. La Policía funciona mucho más rápido que la justicia. No hay día en el que no se intervengan drogas y, en el caso de la Costa del Sol y el litoral granadino y almeriense, en grandes cantidades.

Sanidad Exterior sólo recoge las drogas cuando tiene espacio y éste llega conforme la droga va saliendo para ser destruida. Mientras tanto, las comisarías y los cuarteles almacenan alijos como pueden. Cuando lo hay, el personal de Sanidad toma muestras de la droga después de recibirla para realizar el análisis de pureza que tendrá validez judicial. Esa muestra y sus resultados se guardarán en un lugar diferente al alijo, que pasará a la cámara acorazada. La orden de esa destrucción sólo puede proceder del juzgado una vez que el fiscal y la defensa de los narcotraficantes firman la conformidad. Llega el turno de la destrucción, que sólo se realizará cuando el juez responsable de cada caso lo autorice. Una vez que el magistrado da luz verde, la Policía custodia la droga hasta el punto en el que se va a quemar. Según la Subdelegación del Gobierno, actualmente se destruye fuera de Málaga.

Lo que se escribe en unos renglones puede tardar semanas, meses, con el riesgo que conlleva acumular tanta droga. Los problemas actuales no son nuevos. A finales del siglo pasado, en 1999, en Málaga se destruía el 44% de la droga intervenida en toda España, según el Plan Nacional para las Drogas. Un año más tarde, Policía Nacional y Guardia Civil aprehendieron en la Costa del Sol más de 199.500 kilos que ya provocaban problemas de espacio a las autoridades. El sistema sigue sin funcionar y tanto la Fiscalía como el Colegio de Abogados de Málaga lo cuestionan. El fiscal jefe, Antonio Morales, asegura que custodiar tanta droga exige mayor esmero porque puede provocar una "tentación terrible". Morales es partidario de que se vaya destruyendo la droga y que sólo se mantengan las muestras hasta que haya una sentencia firme.

Para el decano de los abogados, Manuel Camas, el almacenaje, además de suponer un elevado gasto, genera "riesgos" por lo que también sugiere conservar muestras aleatorias. El debate no es nuevo. La Fiscalía Antidroga de Sevilla instó a los jueces a que agilizaran la destrucción de los alijos para evitar casos como el de 2008 en una comisaría de la capital, donde sustrajeron 150 kilos de cocaína.

El asalto pudo ser un encargo a extranjeros

El asalto y robo de la cocaína en uno de los depósitos judicial en Málaga pudo ser un encargo de un grupo criminal nacional, ejecutado por una banda de delincuentes internacionales que opera en el interior del país. Es la conclusión que emitió ayer la Cadena Ser, citando a fuentes cercanas de la investigación, aunque no ha podido ser confirmado por este periódico. Según estas fuentes del caso, los delincuentes foráneos eran profesionales y usaron lanzas térmicas para abrir la cámara acorazada donde estaba la coca. La Policía sospecha de dos grupos organizados implicados en este asalto. En teoría el robo se planificó en España pero los autores materiales son de fuera. Los investigadores apuntan al personal de la empresa de seguridad contratada, ubicada en Bilbao, ya que en la operación de robo los asaltantes debieron contar con información privilegiada. Dicha empresa es responsable de la vigilancia de otros depósitos judiciales de droga en otras partes de España. La Guardia Civil tiene abierta, además, una investigación interna por si parte de esta información hubiese salido del cuartel que la Benemérita tiene a tan solo 200 metros del pabellón donde estaba la droga. Los investigadores contemplan la posibilidad de que la cocaína sustraída el lunes pasado se ponga en el mercado en las próximas semanas. El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), Lorenzo del Río, volvió a insistir ayer en que el alijo de cocaína debió haberse destruido antes del robo: “La ley obliga a destruir la droga inmediatamente después de intervenir la droga y obtener sus muestras», sentenció.

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