Ana Salamanca
Los problemas con el equipaje, el hotel, el avión y la convivencia con la familia pueden amargarnos las vacaciones, por mucho tiempo que llevemos esperándolas. Un periodo que, aun lejos del trabajo y la rutina, con los beneficios de la playa, la montaña, los paraísos lejanos y el chiringuito, puede no ser perfecto.
A mediados del mes de julio, periodo por el que optan aproximadamente un tercio de los españoles, o en el esperado agosto, de asueto laboral para más del 50%, el riesgo de estrés o ansiedad viaja con las maletas. Sólo un 14% de viajeros españoles afirma que "nada" les afecta en vacaciones, frente a un 86% que encuentra problemas capaces de frustrar el tan ansiado descanso, según una encuesta del portal de viajes Trivago a la que respondieron 2.525 usuarios de siete países a finales de junio.
La pérdida o los daños en el equipaje son citados por un 28% de encuestados españoles como primera causa de frustración, según los datos facilitados a EFE, seguido de las contrariedades con el hotel, motivo de disgusto para un 25%.
Y esas circunstancias que llegan a desesperar fueron también las que acapararon mayor número de quejas el pasado año. El Consejo de Consumidores y Usuarios (CCU) registró casi 30.000 consultas y reclamaciones sólo en el sector de las agencias de viaje. Los contratiempos con los bártulos, con las agencias, las demoras aéreas y el overbooking fueron los principales motivos de reclamación de las 9.761 quejas tramitadas por la OCU.
La rutina . Los inconvenientes del viaje, unidos a que la convivencia no siempre deseada con familiares y amigos es más intensa, puede generar en determinadas personas sentimientos de frustración, tristeza y estrés, señalan algunos expertos. La depresión es, también según los viajeros, el tercer malestar nacional en esta época, después de la diarrea y la insolación, y antes que las resacas etílicas y los dolores de cabeza.
Las vacaciones son año tras año lo más esperado, "pero a veces nos pierden las maletas, llegamos tarde, el hotel no es como queríamos, el tiempo no es bueno, los niños nos molestan, incluso la familia, y todo eso hace que un periodo tan deseado se convierta en conflictivo", explica a EFE Iñaki Eguiluz, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital de Cruces (Bilbao).
Y es que irse de vacaciones, según este psiquiatra, no es fácil. Hay que "saber bien dónde, cómo y con quién se va o no se debe ir. Además, deseamos romper con la rutina, pero la rutina, a lo largo del año, "nos estructura, nos organiza. A veces, al perderla, uno se encuentra desubicado y el no saber qué hacer o como gestionar el tiempo libre es causa de frustración y angustia, no tanto depresión", explica.