Según explicó Reid Anderson, director artístico de la obra, este año se han venido sucediendo en todo el mundo los homenajes con motivo del 800 aniversario del nacimiento de Cranko, considerado por los expertos "el mejor contador de historias del ballet".
El Teatro de la Maestranza de Sevilla no ha querido ser una excepción y acoge por primera vez al Suttgart Ballet, una de las formaciones más antiguas de Europa.
En palabras de Pedro Halffter, este evento continúa "la tradición de programar un ballet blanco en torno a la Navidad, y con la Sinfónica de Sevilla en el foso", comentó el director, visiblemente contento por lo que supone afrontar "una música sencillamente maravillosa".
Parece obvio señalar que El lago de los cisnes de John Cranko no es, ni mucho menos, un ballet cualquiera. Su estreno tuvo lugar en 1963, con Marcia Haydée en el papel de Odette/Odile y el gran Rudolf Nureyev como Siegfried. El hecho de que una gran figura encarnara al príncipe, tradicionalmente relegado a un segundo plano, no sería una casualidad.
Otro de los matices destacables de esta versión, según el director, es la importancia que el mítico coreógrafo daba a la comprensión de la obra. "Cranko quería que el público entendiera la acción dramática. El trabajo, como curría también en Romeo y Julieta, está diseñado para que un espectador, incluso si llega tarde y sin programa de mano, pueda seguir la obra sin mayor problema", agrega.
Por otra parte, el Lago de los cisnes que verá el público sevillano parte de las versiones tradicionales realzadas por una fastuosa escenografía y un espectacular vestuario de Jürgen Rose. Saldrán a escena 65 bailarines procedentes de 26 países, la mitad de los cuales ha salido directamente de la Escuela del Stuttgart Ballet.
El reto para la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla parece, pues, de lo más estimulante, toda vez que sus anteriores interpretaciones de los tren grandes ballets de Tchaikovski recibieron el aplauso unánime del público y la crítica.
La representación de El lago de los cisnes consta de cuatro actos, separados por dos intermedios de veinte minutos cada uno. "La coreografía del segundo acto está más basada en la versión de Petipá/Ivanov [1895], pero el resto son originales de Cranko. Y puede decirse que el cuarto acto es su obra maestra", anuncia el director artístico.
Aunque la llegada de Cranko al Stuttgart Ballet en 1961 marcó un antes y un después en la historia de esta empresa, Halffter quiso recordar que su primer momento de esplendor "sucedió entre 1759 y 1766", lo que da una idea de su largo recorrido.
"Es muy interesante comprobar hasta qué punto, en 1961, todo lo que había eran pequeños ballets de ópera. Por primera vez en Alemania se podía hablar de compañía especializada", añadió.
Finalmente, la bailarina Elena Tentchikova y el bailarín Jason Reilly, también presentes en la rueda de prensa, dijeron sentirse felices y agradecidos por haber sido invitados a España con esta obra. "Todavía no he visto nada de Sevilla, pero he podido dormir muy bien", afirmó la estrella femenina del reparto.