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El largo camino hacia la paz llega a Sevilla

Un activista francés llega a la capital hispalense tras recorrer 46.000 kilómetros por toda Europa para reivindicar la retirada de las minas antipersona.

el 15 may 2012 / 20:52 h.

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Buton, con su carro lleno de carteles, ayer junto al Ayuntamiento de Sevilla.

Joel Buton está tocado por el don de la paciencia. También es cierto que para un pacifista que lleva 13 años tirando de un carro de 200 kilos y llamando a las puertas de los ayuntamientos de toda Europa para que se sumen a su causa, el hecho de esperar tres horas en la Plaza Nueva debe ser un juego de niños. Ese tiempo fue el que esperó para que el alcalde, Juan Ignacio Zoido, se solidarizara con el camino que este activista francés emprendió el 29 de mayo de 1999: recorrer a pie el viejo continente para pedir la retirada de las minas antipersonas al presidente de los EEUU.

Con 46.000 kilómetros en sus piernas y 23 países recorridos con su carro repleto de cachivaches, buena voluntad y mensajes de paz -tanto en inglés como en español-, Joel llegó a España, surcó toda la costa española y no tuvo mejor semana para venir a Sevilla que cuando más fuerte pega el sol. "Hace mucho calor, pero lo prefiero al clima de Noruega", afirma, recordando los 30 bajo cero que sufrió en suelo escandinavo.

Su llegada causó recelo inicial entre los operarios municipales. Su pinta, que se asemeja a la de un vagabundo, tampoco ayudaba en su deseo de que Zoido se uniera a los 2.400 alcaldes que se han sumado a su reto -más 300.000 vecinos que lo animan con mensajes que guarda en una carpeta-. "Me tratan bien en todos sitios", asegura, mostrando entre su camiseta algo desgastada el pin que le regaló el Ayuntamiento de Dos Hermanas, al que visitó en Feria.

¿Y qué lleva a un hombre de 40 años a iniciar esta aventura? Joel lo tiene claro: Lady Di, que plantó batalla en vida contra las minas antipersona y fue su fuente de inspiración, y los niños. "Sí, esos pequeños que, por culpa de las minas, se han quedado inválidos en Bosnia, Kosovo y en tantos lugares", dice en forma de lamento un hombre que cada vez que es fotografiado levanta dos dedos en forma de uve en señal de paz... o victoria de una batalla que inició desde la ilusión.

Fue tras el minuto de silencio por el último accidente laboral en Sevilla cuando recibió el escrito, firmado y sellado, que recopiló junto al resto. "A veces me saluda el alcalde e incluso me invita a dar una conferencia", señala. No hubo foto, pero al menos tuvo ese apoyo antes de partir a la Delegación del Gobierno y, después, al Aljarafe: San Juan, Coria, La Puebla, Aznalcázar y Pilas son sus próximos destinos. Su idea es regresar a final de año a París, y poner punto final a una travesía con la que está seguro de "que ha ayudado a mejorar el mundo".

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